Sin lugar a dudas, hoy la pandemia del coronavirus ocupa todo el interés sanitario y periodístico, pero desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) informaron sobre el crecimiento de los casos de dengue, una enfermedad potencialmente mortal, cuya incidencia en nuestro país está aumentando a pasos considerables.
En efecto, según el Boletín integrado de Vigilancia Epidemiológica del Ministerio de Salud de la Nación, entre la semana 31 del año 2019 y el 9 de marzo último (semana 10 de 2020), se registraron 2.942 nuevos casos, siendo el promedio de casos notificados en las últimas 3 semanas 6 veces superior que los reportados para las mismas 3 semanas de la temporada 2018-20191.
Con fecha 15 de agosto de 2019, la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS)[1] alertó acerca de un nuevo ciclo epidémico de dengue en la Región de las Américas, informando que luego de dos años de baja incidencia, se observaba para esta temporada un incremento de casos de dengue y dengue grave en varios territorios de la región compuesta por Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay.
Los principales transmisores del virus del dengue en nuestro medio son los mosquitos del tipo ‘Aedes aegypti’. Contribuyen a la cría del mosquito vector y al aumento de transmisión del dengue, entre otros factores, los climas con muchas lluvias y elevadas temperaturas, insuficiente provisión de agua potable que obliga a su almacenamiento en recipientes caseros descubiertos y la disponibilidad de reservorios de distinto tipo que funcionan como criaderos. Este mosquito tiene hábitos domiciliarios por lo que la transmisión es predominantemente doméstica, acompañando al ser humano dentro de la vivienda y sus alrededores.
“Para que en una ciudad, región o país se produzca transmisión de la enfermedad tienen que estar presentes en forma simultánea el virus, el vector y el huésped susceptible. Este último, cuando es infectado, se transforma en el reservorio de la enfermedad. Lamentablemente, hoy en gran parte de nuestro país tenemos un número importante de ejemplares del vector, está presente el virus y los huéspedes somos nosotros”, advirtió la Dra. Gabriela Ensinck, infectóloga pediatra, Secretaria del Comité de Infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría.
Existen 4 serotipos del dengue y padecer la enfermedad de cualquiera de ellos confiere inmunidad permanente contra ese serotipo y solo por unos meses contra los restantes. Cualquier serotipo puede producir formas graves de la enfermedad, aunque los serotipos 2 y 3 (denominados DEN 2 y DEN 3) han sido asociados a la mayor cantidad de casos graves y de fallecimientos. En nuestro país circulan mayoritariamente los serotipos DEN 1 (68.8%) y DEN 4 (27.5%)y, en menor medida, el serotipo DEN 2 (3,7%).1
“Aquel individuo que ya tuvo dengue por uno de los serotipos y recibe una picadura de un mosquito que le transmite alguno de los otros serotipos, tiene mayores posibilidades de presentar ‘dengue hemorrágico’, una de las formas graves de la enfermedad”, sostuvo la Dra. Elizabeth Bogdanowicz, infectóloga pediatra, miembro del Comité de Infectología de la SAP.
Si bien se puede presentar -sin diferencia por sexo- en cualquier rango de edad, según los reportes es más frecuente en los mayores de 10 años y en los adolescentes, el dengue tiene los siguientes síntomas:
- Fiebre,
- Dolor de cabeza o abdominal,
- Dolor alrededor del ojo (retro-ocular),
- Derrames oculares (inyección conjuntival),
- Manchas rojas en la piel,
- Náuseas, vómitos
- Alteraciones del sabor de los alimentos y las bebidas.
Mientras que en los lactantes suele cursar en forma asintomática (8 de cada 10 casos) o sin diferenciarse de otros cuadros virales que producen fiebre, falta de apetito, fatiga, dolor de garganta y erupciones.
“Como siempre, la aparición de todos o de alguno de estos síntomas mencionados amerita la consulta urgente con el especialista. Particularmente, la presencia de fiebre y erupción en la piel hacen necesario pensar en dengue, sin olvidarnos, en nuestro medio, de la posibilidad de estar presentes también ante un cuadro de sarampión”, aclaró Ensinck.
“En el curso de la situación epidemiológica actual, también es importante informar que en los niños la infección por COVID-19 puede causar erupción en la piel junto con signos de compromiso de la vía aérea superior (VAS). Por tal razón, la correcta investigación epidemiológica, la evaluación clínica completa y los estudios de laboratorio adecuados son imprescindibles para efectuar un diagnóstico certero y descartar otras enfermedades importantes prevalentes”, concluyó la Bogdanowicz.
Con el objetivo de evitar el contagio y minimizar la propagación, las autoridades de la SAP recomiendan utilizar repelente según las indicaciones del producto, llevar prendas que cubran brazos y piernas, especialmente al estar al aire libre, desechar recipientes descartables que puedan acumular agua como latas, botellas, neumáticos o lonas y dar vuelta o vaciar y cepillar aquellos que se utilizan con frecuencia como baldes, palanganas o tambores. Asimismo, se insta a mantener los patios ordenados y los jardines desmalezados, limpiar las canaletas y desagües de los techos, colocar mosquiteros en las puertas, ventanas y cochecitos de bebé, y utilizar repelentes ambientales como tabletas o espirales.