China lanzó una sonda con destino a Marte. Su objetivo es ambicioso: completar la órbita, un aterrizaje y el desplazamiento de un rover sobre la superficie del planeta rojo. Es el primer paso de la megapotencia oriental en la exploración planetaria del sistema solar.
La misión viaja a bordo del cohete Gran Marcha-5, el mayor vehículo de lanzamiento de China, que despegó desde la base Wenchang, en la costa de la sureña provincia insular de Hainan.
Unos 36 minutos más tarde, la nave, que incluye un orbitador y un vehículo explorador, ingresó a la órbita de transferencia Tierra-Marte, y dio el primer paso de un viaje que le tomará casi siete meses de tiempo hasta llegar a la órbita marciana, planeta, según difundieron voceros de la Administración Nacional del Espacio de China.
La primera misión china a Marte lleva por nombre Tianwen-1, que literalmente significa “preguntas al cielo” y proviene de un verso escrito por Qu Yuan (hacia 340-278 a. C), uno de los poetas más famosos en la China antigua.
El nombre refleja la perseverancia de la nación china en la búsqueda de la verdad y la ciencia, así como en la exploración de la naturaleza y el universo.
“El exitoso lanzamiento es solo el primer paso de la misión de China a Marte, y esperamos que cada uno de los muchos pasos clave del largo viaje se complete exitosamente”, dijo Geng Yan, funcionario del Centro del Programa de Exploración Lunar y del Espacio de la CNSA.
El vehículo llegará a Marte en febrero de 2021
Los pasos clave incluyen reducir la velocidad cerca de Marte, orbitarlo, separar del orbitador la plataforma de aterrizaje y el explorador, aterrizar suavemente y desplazarse.
El vehículo llegará a Marte en febrero de 2021. Después de que entre en su órbita, pasará dos o tres meses inspeccionando posibles sitios de aterrizaje utilizando una cámara de alta resolución. El descenso está previsto para mayo.
Reto complejo
El reto más grande de la misión será el aterrizaje, un proceso autónomo de la sonda que toma entre siete y ocho minutos. La sonda usará su forma aerodinámica, paracaídas y retrocohetes para desacelerar, mientras los sistemas de amortiguación de las patas deberán garantizar que el artefacto se pose sobre la superficie marciana con la mayor suavidad posible, detalló Geng.
Después del aterrizaje, la sonda liberará el robot para llevar a cabo exploraciones científicas. La vida útil del róver es de al menos 90 días marcianos (unos tres meses en la Tierra), y el orbitador, con una vida útil de un año marciano (aproximadamente 687 días en la Tierra), hará el puente de comunicación con el explorador mientras realiza sus propias tareas de investigación científica.
Otros países también buscan ese mismo objetivo.