No hay persona sobre la Tierra que no sepa lo que es el dolor. En alguno, o muchos, momentos de la vida –por lesión, golpes o enfermedades– sentimos dolor como síntoma al que la medicina suele clasificar como “agudo” por ser limitado en el tiempo. Pero muchas veces el dolor se extiende por más de tres meses y se vuelve crónico. Más allá de su extensión temporal esta manifestación afecta severamente la calidad de vida y, en los últimos años, se está creando una nueva especialidad médica que lo estudia y trata de aliviar a casi el 30% de la humanidad que lo padece en algún momento de su vida.
¿Qué es el dolor? Los expertos lo definen como un mecanismo de alerta que avisa que el cuerpo está sufriendo algún daño. Usualmente es temporal y se desvanece una vez tratada la causa. Pero , alrededor del 30% de toda la población experimenta en algún momento dolor crónico, de intensidad moderada a severa, que empeora con el correr de los meses o la edad, afectando la vida familiar, social y laboral y hasta puede ser invalidante.
“Si tomamos una foto de la humanidad podemos estimar que hasta el 30% de las personas, en un momento dado, puede estar sufriendo de dolor crónico, por más de tres meses”, detalla el doctor Marcelo Villar investigador del Conicet, en el Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional (IIMT) y docente de la Universidad Austral (UA). Y Pablo Brumovsky, colega del Conicet y también docente en la UA, agrega que “una de cada tres personas es, incluso, un número conservador ya que no es sencillo ponerle cifras exactas. Es muy posible que tengamos un subregistro importante. Si pensamos en los adultos mayores, prácticamente el 100% ha experimentado dolores crónicos“. Por todo esto, afirman los expertos, cada vez más, la medicina está pensando, y tratando, al ‘crónico’ ya no como consecuencia de una lesión o enfermedad sino como un problema médico en sí mismo.
El dolor es subjetivo. Su intensidad se relaciona con la emocionalidad de cada paciente
Una de las formas en que los profesionales clasifican al dolor es por su origen y duración. “La bibliografía habla de “dolor subagudo” cuando dura menos de un mes; ‘agudo’ cuando se extiende de dos a tres meses y se convierte en “crónico”, cuando se siente por más de 90 días. A este último ya se lo ve como una entidad médica diferente al asociado al golpe o herida”, contó Santiago Guaycochea, clínico especializado en el tema y actual presidente de la Asociación Argentina para el Estudio del Dolor. Y alertó “el dolor crónico o síndrome doloroso, afecta mucho la calidad de vida de quienes lo padecen”.
El experto, que coordina el equipo de Medicina del Dolor en el Sanatorio Otamendi y dirige el “Pain Care Center”, detalla que, a grandes rasgos, tienen orígenes diferentes: inflamatorio (como la artritis); por lesiones (tras un traumatismo); por una patología específica del sistema nervioso (neuropático) y el asociado a procesos oncológicos ya sea por la propia acción del tumor o de las drogas que se usan para tratarlo.
Pese a que es algo tan extendido, las consultas no son tan frecuentes como sería esperable. “A nosotros suelen llegar ‘tarde’ muchas personas que han estado sufriendo. Depende de la patología pero –por ejemplo– un paciente con fibromialgia puede tardar hasta dos años en llegar al especialista en dolor que pueda ayudarlo con su calidad de vida“. Algo parecido ocurre con otras enfermedades.
Tratamientos disponibles
Según los especialistas, hoy las farmacias tienen opciones eficientes para tratar el dolor agudo, pero se necesitan nuevas drogas contra el crónico. “Hoy para ese tipo de dolor estamos recetando medicamentos que fueron diseñados para otras situaciones. Muchas son formulaciones que, usadas por mucho tiempo, pueden generar efectos secundarios no deseados, causar adicción e, incluso, perder su eficacia calmante con el paso del tiempo”, comentó Villar. Justamente por eso un equipo del Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional de la UA está avanzando con el desarrollo de una nueva molécula pensada contra el dolor crónico.
Hace ya años que el grupo trabaja esta temática, identificando neurotransmisores relacionados con la transmisión del dolor. Y lograron aislar una molécula (bautizada IMT504) que al ser inyectada en un cuerpo con dolor crónico activa una alerta a su sistema inmune y logra que el propio organismo elabore una respuesta analgésica y anti-inflamatoria capaz de contener el daño y el dolor. La formula ya lo testearon con éxito en ensayos preclínicos y modelos animales. La buena noticia es que el ANMAT acaba de aprobarles el inicio de la Fase I de pruebas de este nuevo compuesto en una docena de voluntarios humanos. Si el ensayo resulta exitoso y avanza a la Fase II y III, planean someterlo a la aprobación de la FDA de los EE.UU., de manera de poder ofrecer, en el mediano plazo, en forma global, un nuevo fármaco efectivo “diseñado y hecho en Argentina”, que será capaz –esperan– de calmar el sufrimiento de muchos pacientes que hoy no tienen respuesta.
El miedo a la adicción
Un tema del control del dolor que suele generar polémica es el uso de ciertos medicamentos que pueden causar adicción. Según Guaycochea esta no es un dificultad que se note en países como Argentina. “Al contrario, el problema de la adicción es algo que se ve mucho en series y películas, pero acá –y en casi toda América Latina– más bien ocurre lo contrario: demasiados pacientes no tienen acceso a moléculas como morfina, metadona u oxicodona que, correctamente recetadas, podrían ayudarlos a manejar su dolor”. Lo cierto es que muchos de estos fármacos, usado bajo supervisión adecuada son seguros y efectivos y ayudan a mejorar la calidad de vida. Por otra parte, según este experto, el tratamiento del dolor debe ser integral, sumando desde intervenciones especificas sobre los nervios (bloqueos radiculares) a tratamientos farmacológicos. Y rehabilitación, algo esencial, ya sea por medio de kinesiología u otras técnicas. En el dolor crónico también sugieren sumar un profesional de la psicología ya que estas personas suele padecer ansiedad, depresión y trastornos de sueño. Incluso hay dolores crónicos físicos que no se originan en una golpe o sino que su causa es una lesión psicológica. “Por ejemplo, ser echado del trabajo o la pérdida de un familiar puede generar dolor corporal total”, aseguró Guaycochea.
Radiografía
* Alrededor del 30% de las personas en el mundo sufren dolor crónico.
* Este padecimiento se da cuando el dolor se extiende por más de 90 días
* El dolor es un síntoma subjetivo. En medir su “intensidad” interviene la emocionalidad de cada paciente.
* El Día Mundial contra el Dolor se conmemora cada 17 de octubre.
* Una de las escalas que se usa de percepción del dolor lo clasifica en 6 grados: no dolor, leve, moderado, intenso, muy intenso e insoportable.
* Las consultas más comunes por dolor son traumatológicas: lumbar, cervicales, dorsales, rodilla o articulares.