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Acuerdo del Conicet y un laboratorio para desarrollar tratamientos anticancer

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Es la primera licencia que una multinacional cierra con un organismo de ciencia y tecnología de la región. 
Es la primera licencia que una multinacional cierra con un organismo de ciencia y tecnología de la región. 

Tras casi dos décadas de trabajo, y luego de lograr un desarrollo prometedor para una molécula que puede convertirse en la base de futuros tratamientos contra el cáncer, el Conicet le pasó el “testigo” de la investigación a un laboratorio multinacional. A partir de ahora el equipo de la compañía GSK será el que, con la ayuda y validación de los investigadores argentinos, se encargará de coordinar los próximos pasos para determinar en detalle las posibilidades que ofrece el uso de este anticuerpo monoclonal.

El compuesto es un anticuerpo monoclonal, bautizado “anti-MICA”, y ya demostró -por ahora exclusivamente en ensayos de laboratorio- una capacidad importante de para marcar células tumorales lo que puede convertirlo en la base de un potencial tratamiento oncológico.

Según informaron las autoridades del Conicet en el acto de la firma del acuerdo de licencia, “esta acción de cooperación público-privada en materia científica apunta a desarrollar una nueva inmunoterapia para el cáncer que ya mostró resultados alentadores en la fase preclínica”. De hecho, según los papers hasta ahora publicados, esta tecnología demostró ser capaz de retrasar el crecimiento de tumores actuando directamente sobre las MICA, que son un tipo de proteínas que los investigadores encontraron expresadas en la superficie exterior de las células de varios tumores sólidos.

El devenir del acuerdo ejemplifica en detalle cómo funciona hoy el proceso científico. La idea original del desarrollo la tuvo -en el año 2000- el investigador del Instituto de Biología y Medicina Experimental Norberto Zwirner.

Luego se sumó a este trabajo otra investigadora, Mercedes Fuertes, y entre ambos hicieron avanzar la idea y los experimentos que comenzaron como ciencia “básica” hacia -dos décadas más tarde- un objetivo de medicina traslacional concreto y ahora más cercano en el tiempo, donde un “peso pesado” de los laboratorios globales se interesa en el tema y toma la posta para ensayar y poner a punto un nuevo tratamiento.

El detalle interesante desde el punto de vista de la política científica es que esta es la primera licencia que una multinacional como GSK acuerda con un organismo de ciencia y tecnología de la región y es la primera compañía del rubro que logra obtener una licencia en América Latina para desarrollar nuevos anticuerpos monoclonales.

Según le dijo Zwirner a este medio, “las primeras pruebas se harán para ver cómo funciona este anticuerpo contra los tumores renales. Pero pensamos que, en el futuro, también podrá ser utilizado como transporte para combatir otros tumores sólidos que expresen en su superficie celular la proteína Mica”.

Enrique Garabetyan