Con ese acuerdo llega una larga lista de compromisos de agentes del sector público y privado para combatir el cambio climático, frenar la destrucción del medio ambiente, de la biodiversidad y el hambre, y proteger los derechos de los pueblos indígenas.
En el segundo día de la cumbre de líderes mundiales sobre el clima, la COP26, más de 100 países prometieron salvar y restaurar los bosques de nuestro planeta.
“Hoy va a ser un día monumental, vamos a marcar el rumbo sobre cómo preservar los pulmones del mundo”. La frase de apertura de la maestra de ceremonias Sandrine Dixson-Declève dio la bienvenida a los participantes en el evento clave sobre los que son considerados los pulmones del planeta.
El acuerdo busca frenar la destrucción del medio ambiente, de la biodiversidad y el hambre
El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, subió al podio para anunciar que al menos 110 países, que representan el 85% de los bosques del mundo, han firmado ya la crucial Declaración de los líderes de Glasgow sobre los bosques y el uso de la tierra de la COP26, comprometiéndose a detener y revertir la deforestación para 2030.
Johnson destacó que China, Rusia y Brasil también se han sumado a la promesa, lo que considera que puede ser también una oportunidad paralela para la creación de empleo.
El presidente ruso, Vladimir Putin, y también el de Brasil, Jair Bolsonaro, aparecieron en un mensaje pregrabado en el que apoyaban la promesa, entre otros líderes ausentes de la Conferencia.
“Firmar la declaración es la parte fácil. Es esencial que se implemente ahora”, instó el Secretario General de la ONU, António Guterres, en su cuenta oficial de Twitter.
La financiación también es clave en el compromiso. Los líderes prometen facilitar la alineación de los flujos financieros con los objetivos internacionales para revertir la pérdida y la degradación, al tiempo que garantizan políticas para acelerar la transición hacia una economía más verde.
De todos modos, más allá de las declaraciones de compromiso y las buenas intenciones, la gran duda -que no todos expresan- es ¿ésta vuelta el compromiso ocurrirá en serio? O, una vez más, las necesidades ecológicas de mediano plazo cederán ante las urgencias económicas de cada país? Esa es, de alguna manera, la experiencia obtenida de las multitudinarias reuniones de años anteriores. Ojalá este año cambie la tendencia.