Un trabajo científico comparativo concluyó que por cada 100 personas que reducen su ingesta de grasas saturadas durante dos años se pueden evitar entre 1 y 2 casos de ictus o infarto de miocardio.
Hace años los médicos discuten los pormenenores, ventajas y problemas que cumplen las grasas en nuestra dieta y sobre la a largo plazo. A tal punto que, a veces, a la gente le llegan con mensajes cambiantes y hasta contradictorios.
Por ejemplo, de criticar al colesterol en forma total, se pasó a distinguir sutilezas como que aportan para bien y para mal las grasas buenas (monoinsaturadas, poliinsaturadas, omega 3, etc.) y malas (trans, saturadas, etc.).
En ese sentido, las grasas saturadas aun no terminan de lograr una conclusión: ¿es cierto el mensaje de que comer menos grasas saturadas ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares?
Estudios y conclusiones sobre las grasas
Una reciente evaluación de Nutrimedia, un proyecto del Centro Cochrane Iberoamericano y el Observatorio de la Comunicación Científica de la Universidad Pompeu Fabra (OCC-UPF), llegaron a una conclusión:
Este mensaje es “probablemente cierto” porque la evidencia científica disponible indica (con un grado de certeza moderado) que la reducción del consumo de grasas saturadas durante al menos dos años puede reducir ligeramente el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, como ictus o infartos de miocardio.
La evaluación de Nutrimedia, apoyada en varias revisiones sistemáticas de numerosos ensayos clínicos que suman un total de 56.000 participantes, mostró además que esta reducción en el consumo de grasas saturadas produce poco o ningún efecto en la mortalidad (con un grado de certeza alto).
Esto no es incompatible con la ligera reducción del riesgo cardiovascular observado en los estudios, ya que el efecto observado es muy pequeño (reducción del riesgo del 1,4%).
En términos cuantitativos, esta pequeña disminución del riesgo significa que por cada 100 personas que reducen el consumo de grasas saturadas pueden evitarse entre 1 y 2 casos de ictus o infarto de miocardio. Los resultados son aplicables a mujeres y hombres, a personas sanas y personas con riesgo cardiovascular alto.
Beneficios para la salud
Los beneficios para la salud se aprecian tras reducir el consumo de grasas saturadas (tanto de origen animal como vegetal) durante al menos dos años y su sustitución por grasas poliinsaturadas, carbohidratos o proteínas.
Pero, ¿qué significa esto en términos prácticos? ¿Qué grasas y alimentos conviene que reducir y sustituir?
¿Cómo reducir el consumo de grasas saturadas?
Entre otras formas prácticas de reducir las grasas saturadas de la dieta, están el cambio para elegir consumir lácteos desgrasados, la reducción del consumo de grasas animales y de productos con alto contenido en grasas saturadas, como facturas, galletitas, tartas y bollería, manteca, aceites, embutidos, carnes curadas, quesos duros, crema, helados y chocolate, según se indica en la revisión Cochrane publicada por el grupo de Lee Hooper en agosto de 2020 y utilizada como referencia en esta evaluación.
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