Según las últimas estadísticas, ya hay más de 4 millones de argentinos recuperados de la COVID-19 retomando la normalidad de su vida cotidiana. Esto implica, entre otras cosas, el regreso a realizar ejercicio físico.
Sin embargo, tras la fuerte repercusión mediática de casos como el del futbolista profesional de Boca Juniors Edwin Cardona, que debió suspender sus entrenamientos por una miocarditis (inflamación del músculo cardíaco) post-COVID-19 (ver acá), los especialistas reciben cada vez más consultas sobre qué controles y estudios hay que realizar antes de volver a practicar deportes.
La evidencia actual destaca que el hallazgo de lesiones del músculo cardíaco y miocarditis en pacientes que tuvieron infección por SARS-CoV-2 y fueron hospitalizados, varía entre el 12,5% y el 30% de los casos, según resume un documento publicado por la Sociedad Argentina de Cardiología.
Ante esta situación, los expertos coinciden en que, tras el alta clínica, todos los recuperados deberían hacer una evaluación médica -en especial, quienes tuvieron una forma moderada o severa de la enfermedad- para descartar afectaciones cardíacas antes de retomar la actividad deportiva.
“En estudios sobre personas que superaron la COVID-19 tras una internación se registraron diversas patologías relacionadas con el sistema cardíaco. Y, por medio de estudios de Resonancia Magnética Nuclear (RMN), se encontraron algunas afectaciones en el tejido cardíaco”, dijo a Chequeado el cardiólogo y deportólogo Jorge Franchella, director del Programa de Actividad Física para la Salud en el Hospital de Clínicas de la UBA.
Según este experto, en muchas personas que superaron la enfermedad, aún en casos leves, se constató luego cierto grado de taquicardia (aumento de la frecuencia cardiaca) que permanece por un tiempo aún indeterminado, “sin que haya por ahora una explicación médica clara de este fenómeno”.
Todo paciente recuperado aún en caso leve o moderado, debería realizarse un control médico general y cardiológico
Si bien la gran mayoría de los recuperados de COVID-19 supera sin problemas la consulta cardiológica y obtiene resultados normales en estudios como electrocardiogramas y ergometrías, “en algunas investigaciones de deportistas profesionales se realizaron estudios de alta complejidad, como una RMN, y en un porcentaje del 2,3% de los casos se encontraron alteraciones similares a las de una miocarditis”, dijo Franchella.
Actualmente, éste es un tema de discusión entre expertos dado que la COVID-19 es una enfermedad reciente y -por lo tanto- no se sabe si estas imágenes de RMN muestran lo que antes se clasificaba como miocarditis o si se trata de una condición nueva y diferente. “Incluso tampoco sabemos si es permanente o si se irá resolviendo con el tiempo”, explicó el deportólogo.
En cardiología una miocarditis “clásica” genera secuelas en el corazón que pueden relacionarse con arritmias o infartos. Pero -por ahora- no se sabe si el coronavirus dejará esas consecuencias o si la inflamación cederá sin dejar rastros.
Antes de volver a entrenar
Desde el inicio de la pandemia se conoce que la COVID-19 -19 produce un efecto inflamatorio sistémico y eso, a nivel del corazón, puede generar inflamación miocárdica. “Pero con el SARS-CoV-2 aún no sabemos si dejará algún daño en el mediano o largo plazo”, explicó a Chequeado la cardióloga Mariana Sciarretta.
Por eso, según esta integrante del equipo directivo del Hospital Británico, las sociedades cardiológicas locales y extranjeras elaboraron algunas recomendaciones preventivas para los recuperados que quieren volver a realizar ejercicios.
Esas recomendaciones sugieren:
- Todo paciente recuperado de COVID-19, aún haya sido un caso leve o moderado, debería realizarse un control médico general y cardiológico en particular, al cabo de 2 o 3 semanas de su alta clínica. Estos controles implican una consulta presencial, estudios básicos de laboratorio y electrocardiograma. Eventualmente, si el médico lo considera necesario, un ecocardiograma.
- Para las personas que no eran deportistas y desean intensificar su actividad física, la guía sugiere esperar alrededor de 3 meses y luego comenzar con ejercicios livianos, en forma progresiva, como caminatas, pilates o bicicleta recreativa.
- A los deportistas que realizan actividad física recreativa de alta intensidad, así como también deportistas amateurs o profesionales que tuvieron sintomatología leve o moderada, se les recomienda un examen físico general, estudios de laboratorio que busquen ciertos biomarcadores particulares como la troponina (sirve como indicio de lesión cardíaca). Y algún otro test que puede sugerir el médico en función de cada paciente: desde un electrocardiograma a un ecocardiograma Doppler y una prueba de esfuerzo o ergometría.
Si todos los resultados son normales, se puede regresar al entrenamiento. Si alguno de estos test no tiene buen resultado, los médicos pueden indicar otros estudios, como una RMN, tomografías y un Doppler de miembros inferiores, un Holter de 24 horas (para buscar arritmias) y otros, intentando descartar complicaciones.
Si todo da normal, el deportista está habilitado para volver a entrenar. Si algún resultado no es correcto, se recomienda restringir el entrenamiento y realizar un seguimiento a mediano plazo.
Para los casos de deportistas que recibieron un diagnóstico de miocarditis, la sugerencia actual es esperar sin realizar actividad deportiva, de 3 a 6 meses. Luego, volver a realizar estudios para determinar la evolución del músculo cardíaco.
“Más allá de la intensidad de la actividad física que se vaya a retomar, los cardiólogos recomendamos que todo paciente recuperado se haga un chequeo posterior al alta de la COVID-19”, concluyó Sciarretta.
Por Enrique Garabetyan,
para Chequeado.com