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Coronavirus: en busca de vacunas y tratamientos a toda carrera

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El coronavirus SARS-Cov-2 que comenzó rápidamente a enfermar personas en China en diciembre del 2019 y que fue identificado como un patógeno el 7 de enero, es tan nuevo que aún no cuenta con una vacuna que permita prevenir el contagio. Pero diferentes laboratorios de diversos lugares del mundo están abocados a encontrar una formulación, en una carrera contra el tiempo.

El enfoque actual respecto del nuevo coronavirus son la prevención y el control de la propagación, debido a que no tampoco hay opciones de tratamiento específicas disponibles para esta cepa particular de este coronavirus. Sin embargo, a partir de marzo de 2020, hay una serie de terapias actualmente en ensayos clínicos y más de 20 vacunas en desarrollo para prevenir la enfermedad producida por el nuevo coronavirus, a la que se denomina COVID-19.

El tiempo, en este caso, es vital en el más estricto sentido de la palabra. Desde que fuera comunicada su existencia, el 30 de diciembre pasado, y hasta el 20 de marzo, la enfermedad producida por el nuevo coronavirus ya afectó a más de 266.000 personas de 163 países. De ese total, 11.200 han fallecido y otras 87.500 ya fueron declaradas como oficialmente curadas.

“El gran tema con las vacunas es que una cosa es hallar las moléculas necesarias para generar y producir la vacuna y otra cosa es demostrar su eficacia”, advierte el médico infectólogo Javier Farina, director del Comité de Infectología Crítica de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva. Y agrega: “Para lograr esto último esas moléculas tienen que ser testeadas, hay algunos individuos sanos en diversas partes del mundo que están probando vacunas pero demostrar eficacia sobre una patología que tiene baja gravedad es algo complejo. Así que vamos a estar tardando probablemente un año o más para tener una vacuna en el mercado”.

Algunas de las potenciales vacunas ya están en etapa de testeo, mientras que otras no. Terapéutica Moderna es una empresa de biotecnología que estableció un récord en la industria farmacéutica con su ARNm-1273, una candidata a vacuna identificada solo 42 días después de que se secuenciara el nuevo coronavirus. La compañía está trabajando con los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de los Estados Unidos) en un primer testeo pequeño, que ya comenzó. Se trata de 45 personas de entre 18 y 55 años, que reciben dos dosis de la vacuna, con un mes de diferencia. Los participantes obtendrán 100 dólares por cada visita vinculada con el estudio, por un total de 1.100 dólares.

Si el ARNm-1273 demuestra ser seguro, las dos organizaciones inscribirán a cientos de pacientes más para determinar si la vacuna protege contra la infección. El producto de Moderna es una cadena sintética de ARN mensajero, o ARNm, diseñado para convencer a las células corporales de que produzcan anticuerpos contra el virus. La empresa, fundada en 2010, aún no ha obtenido la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos para ninguno de sus medicamentos de ARNm.

Otra propuesta que se basa en el empleo de ARNm artificial para estimular la producción de proteínas es CureVac. En este caso, la empresa dijo que tendría una primera versión de la vacuna para probar en seres humanos dentro de unos meses. La compañía también está trabajando en una tecnología móvil de fabricación de ARNm, que en teoría permitiría a los trabajadores de la salud producir vacunas rápidamente para responder en el sitio de un brote.

El gigante GlaxoSmithKline está prestando su tecnología a una empresa china de biotecnología, Clover Biopharmaceuticals. El enfoque de Clover consiste en inyectar proteínas que estimulan una respuesta immune de manera tal que el cuerpo se prepararía para resistir la infección. Todavía no se sabe cuándo empezarían los testeos clínicos en seres humanos.

Otra opción es la de Inovio Pharmaceuticals, que desarrolla una vacuna de ADN que sería capaz de generar anticuerpos protectores, con lo cual las personas estarían protegidas ante la infección. La empresa se asoció con un fabricante chino, Beijing Advaccine Biotechnology, para avanzar en ensayos de laboratorio. Si hay Buenos resultados, habría ensayos clínicos a finales de año.

Por último, Johnson y Johnson comenzó a desarrollar una vacuna basada en el uso de una versión desactivada del virus que desencadenaría en quienes son inmunizados una respuesta immune, sin causar infección.

Tratamientos

Dado que la identificación del SARS-Cov-2 y el desarrollo de la enfermedad por el nuevo coronavirus, con su declaración de pandemia, han transcurrido con tanta rapidez, no hay aún tratamientos específicos para la infección. A los enfermos leves se los trata con antiinflamatorios y antifebriles comunes, y en los casos más graves el tratamiento se basa en terapias de sostén, como la administración de oxígeno, métodos para mantener estable la presión arterial, el uso de respiradores artificiales.

“Por el momento disponemos de drogas que se han usado en otras patologías y que no están aprobadas para este nuevo coronavirus, siendo que es un contexto de brote –describe Farina-. Pero justamente por el contexto y por ser drogas ya aprobadas y no experimentales pueden ser empleadas”.

Una de esas drogas son los inhibidores de proteasa, enzima que poseen tanto el virus del HIV como los coronavirus, en particular el SARS-Cov-2. “Con el que más experiencia se tiene en casos de coronavirus es el lopinavir-ritonavir, medicación conocida en los pacientes HIV que ahora se utiliza menos porque hay nuevas drogas. Hay formulaciones en cápsulas y en jarabe”, describe el especialista argentino. La combinación ya se utilizó en el brote de SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) ocurrido en el año 2002 en China. Y ya se empleó en pacientes con Covid-19, principalmente, en China y Corea. España lo contempla para su uso compasivo y figura en las guías holandesas de tratamiento. “Para pacientes graves es la droga que más chances tiene de ser utilizada”, advierte Farina.

Otro fármaco que está siendo probado para los enfermos con el nuevo coronavirus es la hidroxicloroquina, que ya se emplea en el tratamiento de la malaria. Como está sucediendo en tiempos de esta pandemia, la información comenzó a circular en redes sociales y hay muchas personas que buscan comprar el medicamento para usarlo sin haber sido testeadas ni tener verificación de estar enfermas de COVID-19. Un laboratorio que lo produce en los Estados Unidos, por ejemplo, había subido el precio de la droga en diciembre y ahora lo tuvo que bajar un 25%. Las ganancias, en el mientras tantos, fueron suculentas, porque las pandemias también alimentan ciertos negocios.

Un tercer remedio potencial es el remdesivir. Hace ya una década, un grupo de químicos creaban un compuesto al que simplemente llamaron 3a y que, en experimentos de laboratorio, se mostró efectivo ante una cantidad de virus diferentes. Uno de ellos, los coronavirus. Una molécula producto de aquella, el remdesivir, fue probada para tratar al paciente cero de los Estados Unidos, pasó testeos pequeños en China, y pronto se utilizará en un par de grandes estudios en Asia, para tratar a pacientes en estado comprometido.

De acuerdo con Javier Farina, los corticoides son drogas que no se están recomendando para el Covid-19 porque se ha visto que incrementaron la mortalidad en otras patologías virales muy similares. El interferón, que ganó popularidad en redes sociales en estos últimos días de la mano de noticias vinculadas con Cuba, se utilizó mucho en los brotes de SARS y de MERS (Middle East Respiratory Syndrome, ocurrido en Arabia Saudita en 2012). En ambos casos, también originados en coronavirus, la experiencia fue escasa. “Se comprobó que tiene bastantes efectos adversos y una administración dificultosa. Creo que no va a ser de las drogas principales, aunque por el momento no está descartada”, aclara Farina.

De modo que, retomando y resumiendo: no hay vacunas ni sueros milagrosos. Tampoco medicamentos indicados específicamente para tratar al nuevo coronavirus. Todo está siendo testeado. Cuando haya evidencia científica suficiente que comprueben eficacia y seguridad de las alternativas, ya sea para prevenir como para tratar, las vacunas y/o los fármacos podrán empezar con los trámites de aprobación y luego, salir al mercado. Para todo eso, falta tiempo.