El 32% de los casos de Covid en terapia intensiva de EE.UU. son diabéticos. Sin embargo, solo el 10% de los 10 norteamericanos sufre esa patología.
A seis meses de la pandemia Covid-19, los ítems médicos que la caracterizan comienzan a quedar en claro y entre ellos surge un pilar: todas las personas que se infectan pueden tener complicaciones graves pero quienes enfrentan el mayor riego -en todos los grupos etarios- son quienes padecen alguna comorbilidad. Así lo confirma un gran estudio publicado hace un par de semanas en la revista médica JAMA, que repasó lo ocurrido con 3200 pacientes jóvenes y adultos y que demostró que obesidad, diabetes e hipertensión son los grandes factores de riesgo. Y en el editorial de esa publicación se lee: “si bien los adultos jóvenes tienen muchas menos probabilidades que los mayores de enfermar gravemente, si llegan a la hospitalización sus riesgos son sustanciales”.
De hecho, cifras epidemiológicas de EE.UU., dan cuenta que, por ejemplo, el 32 % de los casos de Covid en terapia intensiva son diabéticos, cifra notoriamente desproporcionada dado que solo uno de cada 10 norteamericanos tiene esa patología. En Argentina la situación se repite: “en nuestro país la prevalencia de diabetes ronda el 10% de la población. Y casi la mitad de los afectados desconoce su condición”, dijo la doctora Graciela Fuente, presidente de la Sociedad Argentina de Diabetes. Según Fuente- Y también sabemos que esas tres situaciones generan un aumento de riesgo de complicaciones entre los infectados.
En Argentina la prevalencia de diabetes ronda el 10% de la población
Para el doctor José Luis Navarro Estrada, presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología, “está claro que la diabetes, junto con la hipertensión arterial, son los dos principales factores considerados “predictores” de las complicaciones generadas por esta infección“.
Fuente indicó que hay ciertas diferencias entre las personas con diabetes tipo I y tipo II. “Los tipo I parecen estar en menor riesgo que los de tipo II”. La experta también destacó que los estudios confirman que quienes están en mejor estado de salud tienen mejores probabilidades de superar la infección.
“Esto se traduce en una recomendación clave: que los diabéticos controlen muy bien su nivel de glucosa, porque tienen más probabilidades de superar el SARS-CoV-2″.
El tema tiene sus sutilezas ya que el control debe ser justo: “tampoco es bueno demasiado bajo, porque eso genera otros riesgos.
El rango ideal de glucemia debe estar entre 100 y 160″
Por otra parte crece el consenso sobre el dato que el tejido pancréatico es otro de los objetivos atacados por el coronavirus. Así haya casos en los que el virus destruye las células beta cuya función es producir insulina. “En otras palabras, eso significaría que la infección por Covid podría desencadenar una diabetes en regla, al menos entre las personas que ya tenían valores glucémicos de “prediabetes” o agravar la diabetes de un paciente”, explicó Navarro Estrada.
En ese marco se lanzó la campaña nacional de divulgación “Más que Glucosa”, en la que participan media docena de sociedades científicas argentinas. La acción, que se mueve bajo el lema “Hay órganos que sufren y no se ven”, busca concientizar a la población sobre la importancia de seguir un tratamiento integral de la diabetes, en forma constante.
Consejos
Ambos expertos recomendaron que en este pico de la pandemia “las personas con diabetes deben redoblar sus esfuerzos para mantener su nivel de glucosa, con dieta adecuada y monitoreo glucémico cotidiano y haciendo ejercicio físico, ya sea saliendo a “la calle” a caminar, cumpliendo las precauciones de distanciamiento, o -eventualmente- aun sin salir del hogar”.
Navarro Estrada finalizó recordando que “ya hemos visto que, aún tras el alta, el Covid puede haber dejado consecuencias en el tejido cardíaco o en el sistema circulatorio. Por eso varias asociaciones profesionales están elaborando sugerencias para las personas que superaron la infección: antes de volver a realizar actividades deportivas en forma intensa recomendamos que se hagan una evaluación cardiológica en los siguientes tres meses tras el alta”.