La idea parece contradictoria: el viernes pasado se liberaron muchos ejemplares machos de mosquitos Aedes aegypti en la naturaleza, para que se apareen más y mejor con las hembras que están a punto de poner huevos. Claro que hay una trampa: estos machos fueron previamente irradiados por los investigadores de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) para volverlos estériles.
La idea es que estos mosquitos alterados “compitan” con los normales a la hora de reproducirse. Pero como son estériles, los huevos que pongan sus hembras eclosionarán pero no tendrán descendencia. Resultado: en algunas semanas en la zona del ensayo debería comenzar a notarse una reducción importante en la cantidad de mosquitos Aedes que son el vector por medio del cual se contagia el virus del dengue. A menos mosquitos, menos casos. Y también menos riesgo de otras infecciones como zika o fiebre chikungunya.
Este viernes pasado fueron liberados los primeros 25 mil ejemplares en el Barrio Uno de Ezeiza para hacer un ensayo final con marcación, liberación y recaptura supervisado por expertos internacionales.
Esta idea no es nueva y, en otros países, se prueba desde hace varios años. Se la denomina técnica del insecto estéril (TIE) para el control de los mosquitos del género Aedes spp, especialmente la especie Aegypti.
Y se puede usar para controlar plagas de insectos que causan daño en la producción agropecuaria o que transmiten enfermedades. Los especialistas aseguran que “se trata de una técnica segura y, además, ecológica, ya que evita las fumigaciones de pesticidas químicos para intentar disminuir las poblaciones de estos insectos”.
Desde la CNEA explican también que “básicamente consiste en la cría de mosquitos machos en el laboratorio. Allí son esterilizados utilizando radiación ionizante controlada. El único efecto de este proceso es que los vuelve incapaces de reproducirse”.
Luego se los libera en el territorio. Cuando los recién llegados “modificados” se aparean con hembras silvestres, el resultado es que no tienen descendencia y así se va reduciendo progresivamente la población de insectos.
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Algo interesante es que los expertos pueden identificarlos porque fueron “coloreados” con un polvo fluorescente que es inocuo. Estos ejemplares varoniles, vale recordar, no pican (eso solo lo hacen las hembras del Aedes) y por eso no pueden transmitir enfermedades.
El proyecto comenzó en 2016, cuando el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) convocó a la CNEA para poner a punto un proyecto que buscaba aplicar esta técnica para controlar la población de Aedes aegypti en todos los países de la región. Los ensayos y estudios preliminares se hicieron en el Centro Atómico Ezeiza, con su Departamento de Aplicaciones Agropecuarias.
Para fines de noviembre está prevista la liberación masiva de mosquitos en las 40 hectáreas del Barrio Uno, con tandas de hasta 80 mil machos por semana durante un año.
Se espera que el impacto positivo se registre después de los primeros cuatro meses.
Técnicas similares ya se emplean con éxito para controlar la plaga de la mosca de la fruta en la región de Cuyo. También hay casos exitosos de su uso contra el Aedes aegypti en Estados Unidos, España, Italia, Singapur, China, Indonesia, Malasia, Portugal, Croacia, Suiza, Chile, Brasil y México.