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El INTA desarrolló una nueva variedad de pino

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El proceso de obtención comenzó en 2004 y usaron técnicas de macropropagación.

Un equipo de científicos del INTA, trabajando en equipo con una empresa forestal privada, desarrollaron una nueva variedad de pino híbrido: el F1 INTA-PINDO. Esta nueva planta se destaca por el crecimiento, la uniformidad y el rendimiento en plantaciones forestales comerciales y en sistemas silvopastoriles

De la cruza entre materiales locales de las especies Pinus elliottii –utilizada como “madre”– y Pinus caribaea variedad hondurensis –utilizada como “padre”– surgió el pino híbrido F1 INTA-PINDO.

Se obtuvo mediante cruzamientos entre árboles seleccionados genéticamente en el marco de programas de mejoramiento, lo que permite asegurar el crecimiento, la uniformidad y rendimiento en las plantaciones forestales comerciales.

La obtención de la nueva variedad llevó 17 años

La obtención de la nueva variedad llevó 17 años de articulación público-privada entre el INTA Montecarlo –Misiones– y la empresa agro-foresto industrial Pindó.

En la Argentina, las únicas coníferas originarias pertenecen a los géneros Araucaria, Podocarpus y Cupressus, por lo que los pinos utilizados normalmente para producir madera en la región mesopotámica son especies introducidas. Ahora, gracias a este desarrollo, los productores del NEA podrán acceder a ejemplares adaptados a la región.

“Este híbrido está destinado tanto a productores netamente forestales que realizan plantaciones puras, como a aquellos productores que implementan sistemas más complejos, como los sistemas silvopastoriles”, señaló María Elena Gauchat, investigadora del INTA Montecarlo –Misiones– y quien participó de la obtención.

El nuevo material posee condiciones de rectitud de fuste y conicidad muy superiores a Pinus taeda, una de las más competitivas en la región. Estas últimas dos características hacen que su rendimiento en industria sea superior y permite aprovechar en el aserrío rollos más pequeños, en comparación a la variedad mencionada.

El proceso de obtención comenzó en 2004 y, gracias a un convenio de trabajo entre el INTA y la empresa agro-foresto industrial Pindó, el equipo de investigadores aplicó el método de macro propagación, se formaron Plantas Madres (PM) de manera que cada una de ellas produzca la mayor cantidad de estacas (brotes) posibles para su utilización. Las estacas logradas son la materia prima para la producción de plantines.

Plantines de la nueva especie.
Plantines de la nueva especie.

“La hibridación consiste en cruzar dos especies diferentes que, al combinarse, permiten obtener un individuo con características deseables”, resaltó Gauchat.

En cuanto a sus potencialidades, presenta en los estadios iniciales una mayor resistencia a las bajas temperaturas y a los vientos, y luego de un año y medio ya no presenta riesgos a la ocurrencia de heladas. Además, tiene una mejor adaptación a lugares con escaso drenaje respecto a Pinus taeda. Se trata de un material que no solo logra óptimos crecimientos y eficiencia para la forestación, sino que resuelve una necesidad frecuente en la región.

“Los productores que querían hacer uso de este híbrido debían importarlo de Australia, a un precio elevado y por un proceso complicado”, indicó Ector Belaber, especialista del INTA Montecarlo –Misiones–. Por otra parte, explicó que tenía buena perfomance en la región, entonces parecía razonable producirlo a partir de materiales adaptados localmente.

Ahora Pindó, que además produce yerba mate, especies nativas, ornamentales, frutales y flores de corte, tiene disponible la comercialización de F1 INTA-PINDO. “Se puede adquirir por plantines o estacas en el vivero de la empresa o consultar a un proveedor más cercano por el material”, agregó Belaber.