- Un grupo del Conicet-Cenpat desarrolló un producto en base a moléculas extraídas de los erizos de mar.
- Aporta probados efectos antioxidantes que ayudan a regular la inflamación y alivian los síntomas de estos pacientes.
Un producto doblemente original, que puede ayudar a la salud de las millones de personas que todavía padecen las secuelas del Covid-19 acaba de ser presentado para su comercialización en Argentina. Y es un desarrollo original no sólo por su “origen” sino también por su puesta a punto.
Es singular su procedencia, ya que el principio activo de este complemento se obtiene a partir de la extracción y purificación de moléculas obtenidas de las huevas no fecundadas de una especie de erizo de mar que habita en aguas australes (de la especie Arbacia dufresnii). Pero a esto se le suma que la idea, el desarrollo y los ensayos científicos que comprobaron sus efectos positivos en pacientes diagnosticados con “Long Covid” fue realizada por un equipo de investigadores del Conicet que, en este proceso, también fundaron la primera empresa de base tecnológica que funciona en la Patagonia.
Una start-up argentina cultiva erizos marinos para fabricar productos saludables
El “Covid prolongado” es una condición que los médicos caracterizan con síntomas como fatiga, molestias respiratorias, neurológicas, cognitivas, musculares y otros formatos que afectan –de manera significativa– la calidad de vida de estos pacientes.
Rubilar, detalló que tras tres meses de tratamiento usando este compuesto, los pacientes que participaron del ensayo (cuyos resultados ya fueron enviados a un revista científica de primer nivel) mejoras concretas en sus indicadores de salud: “disminuyeron sus dolores musculares y mejoraron su disnea (dificultades respiratorias). También se redujo la anosmia (pérdida total del olfato). Además comprobaron una notable mejoría de los síntomas cognitivos y neurológicos como la atención, la memoria y la función ejecutiva. En otras mediciones, el grupo tratado incrementó la cantidad de metros en el “test de caminata” de seis minutos y las secuelas tomográficas de la neumonía mejoraron 5.5 veces más rápido. Y, al moderarse los biomarcadores de inflamación corporal, también se encontraron mejoras en el estado de ánimo de estas personas. “En otras palabras”, resumió la investigadora, “tuvieron una recuperación rápida y efectiva y mejoraron su calidad de vida“.
Crean una planta para cultivar erizos de mar en Puerto Madryn
El producto que formularon tomó la forma de suplemento dietario y –tras cumplir con todos los requisitos técnicos– el Anmat aprobó su uso. El tema no es menor pese a que hoy, gracias a las vacunas, el Covid perdió cierta relevancia. Pero se calcula que sí dejó secuelas en cerca de 500 mil argentinos con ese diagnóstico y, posiblemente, pueda ayudar a recuperarse a otros 3 millones de compatriotas sin el diagnóstico concreto.
Esto se deduce de las estadísticas globales de salud que mostraron que el “Long Covid” se declara en alrededor del 10% de las personas que tuvieron la infección por coronavirus. Así, se estima que en el mundo hay unas 65 millones de personas con Covid extendido.
Algo que suma originalidad al flamante producto es que cumple con altos estándares éticos. Es que se extrae de los erizos que viven en los tanques de la compañía pero todo el proceso sigue estrictos códigos que cumplen con las normas de bienestar animal y son “cruelty free“. Además en todo el proceso industrial no se generan ni desechan residuos contaminantes. Una solución en la que todos, –animales, pacientes, medio ambiente– ganan.
Historia personal
Según acotó Daniel Salamone, actual presidente del Conicet, este proyecto es ejemplar porque suma actores del sector privado que apuestan a un proyecto científico, con aportes multidisciplinarios de biólogos, médicos y otros especialistas. También el apoyo de organismos regulatorios. Y entre todos lograron una transferencia tecnológica útil y efectiva.
Los productos asociados al erizo de mar poseen muchos beneficios para la salud y sus propiedades terapéuticas se usan, y estudian, desde el siglo XVII. En este caso, además, Rubilar suma una tercera originalidad: “En 2012 nació mi hijo con algunos problemas de salud. Tenía niveles bajos de glóbulos blancos y fuertes alergias a diversos alimentos. El tratamiento que le recetaron incluía corticoides, algo que a largo plazo puede afectar al desarrollo. Pero la bibliografía mostraba que usar sustancias antioxidantes (polifenoles), como las que producían los erizo, ayudaba a disminuir la inflamación celular y modular el sistema inmune. Al poco tiempo estaba probando eso con su familia. Y los resultados fueron inmejorables y parte de la idea que en estos días se liberó al público general.
Enrique Garabetyan