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La telemedicina y la protección de datos

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Foto. Uno de cada seis dice haber recibido imágenes porno. 
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En 1998, la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió la telemedicina como “la prestación de servicios de la salud a través de las tecnologías de la información y la comunicación”. Desde entonces, esta se ha ido implementando en varios países, a un paso especialmente acelerado tras la pandemia. En el caso de la telemedicina en Argentina se desarrolla a través del proyecto federal de Telesalud, sin embargo, quedan muchas dificultades en la integración completa del uso de las TICs en el sistema de salud.

Según Renata Solimini, investigadora del Instituto Nacional de Salud de Italia, las principales preocupaciones a la hora de implementar telemedicina son: el consentimiento informado, la privacidad y confidencialidad del paciente, la protección y seguridad de los datos, negligencia profesional, la igualdad de oportunidades para acceder a esta y la relación profesional entre doctor y paciente.

Como se puede ver, la mayoría de reservas frente a la telemedicina se deben a la privacidad. Los historiales clínicos son una información particularmente delicada y, según el servicio, puede incluir cuentas bancarias, por lo tanto, si se busca aprovechar esta a largo plazo y no solo para la emergencia sanitaria actual es necesario discutir la protección de datos.

El estado actual de la telesalud

El campo de la telemedicina avanza a pasos agigantados desde hace mucho tiempo, sin embargo, no fue sino hasta el 11 de marzo de 2020, cuando la OMS clasificó el COVID-19 como una pandemia que realmente se aceleró la integración de tecnologías de la información en los servicios de medicina tradicional.

Desde 2020, se comenzó el uso generalizado de aplicaciones móviles o reuniones virtuales para atender pacientes cuyo estado de salud no requería atención urgente o aquellos que simplemente requerían seguimiento y renovación de medicaciones. Esto para proteger a los profesionales y cumplir con las órdenes de aislamiento que la mayoría de gobiernos declararon.

Además de las plataformas oficiales de cada servicio de salud, hubo un crecimiento en el uso de software y hardware para monitoreo personal. Por ejemplo, relojes inteligentes y aplicaciones que miden el pulso, la tensión y la actividad física de la persona, entre otras más avanzadas como monitores de glucosa. Estos datos, en el caso de pacientes crónicos, ayudaba a mantener al día su historial médico a pesar de la distancia.

Actualmente, las tres compañías más exitosas y utilizadas son Doximity, la cual ofrece herramientas para que los profesionales atiendan a sus pacientes además de la oportunidad de colaborar con otros expertos; Teladoc Health, un software de asistencia médica virtual para organizaciones e individuos; y GoodRx, una plataforma para computador y teléfono móvil de uso gratuito que rastrea el precio de medicamentos.

Brechas de seguridad en servidores de telemedicina

El sector de la salud es uno de los más susceptibles al ramsonware o secuestro de datos, así, Tenable, una de las empresas de ciberseguridad más importantes a nivel mundial, reveló que, para octubre de 2020, más de 22 mil millones de registros médicos habían sido accedidos. La rápida implementación de las TICs en la medicina en los últimos dos años ha hecho que esta sea un blanco aún más fácil para estos ataques.

Al utilizar servicios de almacenamiento de datos en la nube o aplicaciones para teléfonos móviles que no están propiamente cifrados se vuelve mucho más sencillo para terceros acceder a la información. Los registros médicos son muy valiosos, incluyen datos de seguridad social, historial de enfermedades, fechas de hospitalización, información bancaria y los datos completos de la persona como su dirección, nombre, edad y fecha de nacimiento. Tenable establece que el precio en el mercado negro por un registro de salud ronda entre los 27.000 a los 108.000 pesos argentinos.

No solo esto, sino que la telesalud contiene más información que un registro tradicional. En muchos casos hay grabaciones de las consultas a través de plataformas o imágenes enviadas por los pacientes para su diagnóstico. Esto no significa que los sistemas de telemedicina actuales sean completamente inseguros, aun así, la privacidad esta debe ser una prioridad.

De este modo, muchas empresas han desarrollado sus versiones junto con programadores que solo incluyen los protocolos de seguridad básicos y no van más allá teniendo en cuenta la delicada información que se maneja.

Por lo tanto, en primer lugar, es necesario que los gobiernos establezcan normativas claras sobre las plataformas de salud. La falta de regulaciones también presenta un problema en lo que respecta a los dispositivos de monitoreo personales ya que puede que extraigan datos para terceros que el usuario desea mantener privados, por ejemplo, en qué horas no se encuentra en casa. Esta información puede que solo se utilice para fines publicitarios pero su recolección implica la posibilidad de una brecha de seguridad.

A medida que se regresa a la normalidad y se continúan utilizando servicios de telesalud, las empresas de ciberseguridad, desarrolladores y profesionales de la salud deben aliarse para mantener la información privada. Las plataformas sí han demostrado una oportunidad de mejora para el sector de la salud mientras se manejen las normas de seguridad apropiadas, por lo tanto, se espera que el sector siga avanzando.

Luisa Fernanda Ceballos Cuestas