Se sabe que este aceite tiene efectos antinflamatorios y antitrombóticos. Ahora analizan si su ingesta también logra reducir la tasa de infecciones y la severidad de los síntomas del Covid.
(Enrique Garabetyan) Mientras en el horizonte asoman las agujas de las primeras vacunas contra el Covid, muchos investigadores siguen buscando poner a punto moléculas y medicaciones capaces de prevenir, moderar y tratar la enfermedad. Es el caso de un grupo interdisciplinario de médicos argentinos y estadounidenses que está realizando un ensayo para determinar si la ingesta concentrada de un nutriente alimenticio común, saludable y económico -los aceites Omega 3- tienen la capacidad de reducir la tasa de nuevas infecciones y, además, si contribuye a mejorar la salud de los pacientes con Covid.
“Estamos siguiendo la evolución de dos mil personas y esperamos obtener resultados para poder verificar si la administración, durante un lapso de 60 días, de una dosis alta de omega 3, suministrado a grupos de riesgo, logra reducir la tasa de infección y, en caso de enfermarse, si minimiza las complicaciones de la patología”, dijo Rafael Díaz, cardiólogo y fundador del Instituto Cardiovascular de Rosario. Y explicó el sostén biológico de esta experiencia: “numerosos resultados de laboratorio sugieren que, algunos de los componentes del omega 3, estarían relacionados con actividad antiinflamatoria y antitrombótica en el metabolismo de las personas. Justamente esas dos propiedades de este ácido graso podrían jugar un rol en la disminución de la cantidad de contagios y las complicaciones del Covid”.
Según Díaz y el doctor Andrés Orlandini -su coequiper en la coordinación de este ensayo clínico-, “lo que buscamos es estudiar los efectos de una molécula simple, universalmente aplicable, que tiene bajo costo y genera escasos efectos adversos, cuatro puntos fundamentales para enfrentar esta situación global”. Algo que destacó el infectólogo Omar Sued, presidente de la Sociedad Argentina de infectología: “este tipo de intervenciones -de probarse efectivas- serían un aporte novedoso contra la pandemia, por su importante impacto potencial y, además, por el bajo riesgo que generan, debido a los escasos efectos secundarios de estos compuestos”.
El estudio, denominado PREPARE-IT, ya está siguiendo la evolución de 1400 personas “de riesgo” (básicamente integrantes de los equipos de salud) y planean seguir sumando participantes hasta llegar a las dos mil personas, de manera de obtener datos estadísticamente inequívocos sobre la efectividad, o no, de esta molécula. El único requisito para sumarse como “conejillo” es ser mayor de 18 años. Y, como complemento del estudio argentino, un equipo de médicos de EE.UU -liderado por el cardiólogo Deepak Bhatt, profesor de la Universidad de Harvard-, realizará otra rama similar de esta investigación científica, pero con médicos y enfermeras en USA.
Es una molécula simple, barata y que casi no genera efectos secundarios
Para mejorar la seguridad, el estudio fue diseñado con un importante componente online: “el voluntario que desea participar debe ingresar sus datos a una página web. Si resulta seleccionado se lo contacta, se le envía la medicación y se le toma una muestra de sangre para medir sus defensas. También se hace un hisopado para confirmar que no esté infectado al comienzo del período”, explicó Díaz.
En la práctica, a los participantes de este trabajo que se realiza bajo la modalidad “doble ciego”, se les administra una dosis diaria de ocho gramos durante las primeras tres jornadas y de cuatro gramos a partir del cuarto día. Igual esquema rige para el grupo que recibe un placebo.
En concreto los pacientes reciben comprimidos de omega 3 -un ácido graso poliinsaturado, que ha demostrado hace años beneficios efectivos para prevenir eventos cardiovasculares graves entre pacientes de riesgo. El omega 3 estár presente en alimentos comunes como el pescado, mariscos, nueces y en distintas variedades de semillas.
“Estamos muy orgullosos del PREPARE-IT, que es es uno de los estudios argentinos que tiene un diseño y una potencia estadística suficiente como para poder contestar la pregunta científica relevante”, dijo Díaz. Y concluyó: “si comprobamos sus efectos, en los próximos meses podríamos tener disponible una herramienta simple y barata, pero que podría proteger a mucha gente”.