Esta es la cuarta actualización de las advertencias gráficas y de texto en los paquetes de cigarrillos que alertan a la población sobre el daño para la salud que ocasiona el consumo de tabaco y la exposición al humo de tabaco ajeno.
La Secretaría de Gobierno de Salud, a través de la Dirección Nacional de Prevención de la Salud y Control de Enfermedades Crónicas No Transmisibles, elaboró las nuevas advertencias sanitarias que estarán presentes en los productos de tabaco a partir del 1 de octubre de este año con el objetivo de reforzar los mensajes de concientización y sensibilización en adultos fumadores y en jóvenes antes de que se inicien en el consumo de tabaco.
Esta es la cuarta actualización de las advertencias sanitarias –oficializada a través de la resolución 623/2019– y la primera que cuenta con una producción realizada íntegramente por la Secretaría de Gobierno de Salud en colaboración con los referentes de los Programas de Control de Tabaco de las 24 jurisdicciones del país.
La actualización de las advertencias sanitarias para productos de tabaco cumple con lo expresado en la Ley Nacional 26.687 sobre regulación de la publicidad, promoción y consumo de los productos elaborados con tabaco del año 2011, en donde se establece que “los empaquetados y envases de productos elaborados con tabaco llevarán insertos una imagen y un mensaje sanitario que describa los efectos nocivos del consumo de productos elaborados con tabaco […] que será actualizado por la autoridad de aplicación”.
La estrategia de utilizar advertencias en los productos es una de las intervenciones más efectivas para el control del consumo de tabaco y su eficacia ha sido comprobada mundialmente. Así, esta iniciativa busca establecer un contacto con los fumadores y potenciales fumadores, a través de mensajes sanitarios que comuniquen los riesgos, para motivarlos a dejar de fumar y disminuir el atractivo de los paquetes de cigarrillos en jóvenes y nuevos usuarios.
Los mensajes incluyen imágenes impactantes que reflejan los daños en la salud y la combinación con textos es más efectiva que las advertencias de solo frases, dado que llaman más la atención, generan mayor efecto cognitivo y reacciones emocionales negativas que favorecen los intentos de dejar de fumar y reducen el incentivo para la iniciación.
La efectividad de estas advertencias sanitarias, junto a otro paquete de medidas desarrolladas desde el Programa Nacional de Control del Tabaco, puede verse reflejada en los recientes datos aportados por la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo que muestra una caída de 3 puntos porcentuales entre 2013 a 2018 (del 25.1% al 22.2%) de la población fumadora, continuando con la tendencia descendente que puede observarse en el país y la región.
La evidencia muestra que es necesario renovar los mensajes periódicamente teniendo en cuenta el entorno y la cultura donde se utilizan, para evitar el acostumbramiento y mantener el efecto para desanimar el consumo de tabaco. Por eso, esta edición tiene la particularidad de incorporar nuevas perspectivas, como el tema del perjuicio económico en los gastos de los hogares de los fumadores, especialmente en los sectores en mayor situación de vulnerabilidad, y el daño que el tabaco provoca en el medio ambiente.
Datos de tabaquismo en Argentina
• En Argentina cada año mueren 44.000 personas por causas vinculadas al consumo de tabaco. Según datos recientes de la 4º Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, el 22,2% de la población adulta de nuestro país fuma. Esta es una de las tasas más altas de la región de las Américas.
• Según la misma encuesta, todavía el 21,8% de la población adulta está expuesta al humo de tabaco ajeno en los lugares de trabajo y el 21,5% en bares y restaurantes.
• El consumo de cigarrillo electrónico es del 1,1% de los adultos de Argentina (ENFR 2018).
• Los niños y niñas comienzan a fumar a los 12 años en promedio y 1 de cada 5 jóvenes de 13 a 15 años fuma. Las adolescentes fuman 1/3 más que los varones.
• En sintonía con la tendencia mundial, el consumo se está desplazando de varones a mujeres y de niveles socioeconómicos altos a bajos, por lo que se observa un crecimiento sostenido de la mortalidad femenina por cáncer de pulmón y un 25% de mayor consumo relativo en adolescentes de población vulnerable con respecto a los de altos ingresos.