Investigadores españoles probaron la ivermectina en pacientes con coronavirus moderado. Produce una tendencia a la reducción de la carga viral. Las conclusiones son aún preliminares.
Un ensayo clínico sugiere que la administración temprana de ivermectina puede disminuir la carga viral y la duración de los síntomas en pacientes con Covid-19 moderado, lo que podría también reducir la transmisión del virus. El estudio, que forma parte del proyecto SAINT, fue liderado por la Clínica Universidad de Navarra y el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación “la Caixa”.
Ya hay vacunas aprobadas contra el nuevo coronavirus pero se necesitará un mínimo de dos años para inmunizar a un porcentaje suficientemente alto de la población mundial. Mientras tanto, es necesario encontrar fármacos capaces de tratar o prevenir las infecciones.
“Se están realizando esfuerzos notables para desarrollar tratamientos contra la covid-19, pero se ha puesto menos atención en encontrar fármacos que reduzcan la transmisión del virus”, afirma Carlos Chaccour, coordinador del trabajo piloto publicado en la revista EClinicalMedicine, del grupo The Lancet.
El equipo de Chaccour quiso evaluar si la dosis máxima de ivermectina aprobada en Europa puede tener un impacto sobre la transmisión del virus, si se administra rápidamente tras la aparición de síntomas.
Que es la ivermectina
La ivermectina es un fármaco antiparasitario que, según se ha demostrado in vitro, puede reducir la replicación del SARS-CoV-2; aunque a concentraciones mucho más elevadas que las recomendadas para uso humano. Esto, junto con los resultados de un estudio preliminar en humanos –que usó datos de origen dudoso y que nunca se publicó en una revista científica–, hizo que la ivermectina comenzara a usarse en muchos países de América Latina a pesar de la falta de evidencia fiable sobre su eficacia en prevenir o tratar la infección.
Faltan ensayos
El grupo administró una sola dosis de ivermectina o placebo a 24 pacientes con infección confirmada y síntomas moderados, en las 72 horas tras los primeros síntomas. Se tomaron frotis nasofaríngeos y muestras de sangre en el momento del reclutamiento y transcurridas una, dos o tres semanas del tratamiento.
Los resultados obtenidos no muestran ninguna diferencia en el porcentaje de pacientes positivos por PCR al cabo de 7 días postratamiento (el 100 % de los pacientes era positivo en ambos grupos). Sin embargo, la carga viral mediana en el grupo tratado con ivermectina fue menor (unas 3 veces menos transcurridos cuatro días y hasta 18 veces menor a los 7 días del tratamiento), aunque no se alcanzó una diferencia estadísticamente significativa.
Los pacientes en el grupo tratado también mostraron una reducción en la duración de algunos síntomas (del 50 % en la pérdida del olfato y el gusto y del 30 % en la tos). Todos los pacientes desarrollaron anticuerpos IgG frente al virus pero, de nuevo, el valor medio de dichos anticuerpos en el grupo tratado fue menor que en el grupo placebo. “Esto podría ser el reflejo de una menor carga viral en estos pacientes”, considera Chaccour.
Datos positivos
La carga viral media en el grupo con ivermectina fue menor: unas 3 veces menos transcurridos cuatro días y hasta 18 veces menos a los 7 días del tratamiento. Estos pacientes también mostraron una reducción en la duración de algunos síntomas
El hecho de que no hubo diferencias en la duración de síntomas o marcadores asociados a la inflamación sugiere que la ivermectina puede estar actuando por medio de otro mecanismo que no tiene que ver con un posible efecto antinflamatorio. El equipo investigador propone que podría interferir con la entrada del virus en las células, como sugiere un estudio en hámsteres realizado por el Instituto Pasteur.
“Estos resultados van en la misma línea que los de ensayos recientes en Bangladesh y Argentina”, señala Chaccour. “Aunque es un estudio pequeño y todavía es pronto para establecer conclusiones, las tendencias observadas en la reducción de carga viral, duración de síntomas y niveles de anticuerpos resultan alentadoras y justifican la realización de estudios clínicos controlados a mayor escala y con una mayor diversidad de pacientes”, concluye.
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