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Ley de etiquetado frontal: cómo funciona en los caramelos y otras golosinas

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Competencia. Algunas categorías de alimentos enfrentarán una fuerte competencia por lo saludable, como las galletitas, cuya penetración en Argentina es del 95%
Competencia. Algunas categorías de alimentos enfrentarán una fuerte competencia por lo saludable, como las galletitas, cuya penetración en Argentina es del 95%

En octubre de 2021, se sancionó la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable -conocida como “ley de etiquetado frontal”– que establece la obligación por parte de las empresas fabricantes de colocar en el frente de los envases de los alimentos elaborados diversos sellos nutricionales. La función de estas etiquetas es advertir a los consumidores acerca del contenido del producto y sus eventuales excesos en el aporte de azúcares, grasas saturadas, totales, calorías o sodio.

La ley actual comprende a todo tipo de productos procesados y, en algunos casos, por las propias características de estos, su interpretación se vuelve compleja. Es el caso de las golosinas, especialmente cuando son de dimensiones pequeñas -como un bocadito o un caramelo-.

¿Cómo funciona el etiquetado frontal en envases de pequeñas dimensiones como el de las golosinas? ¿Qué significan esos microsellos con números que vemos, por ejemplo, en los caramelos? Te lo contamos en esta nota.

Cómo interpretar los microsellos de etiquetado frontal en las golosinas

“Las golosinas también están alcanzadas por la normativa ya que se trata de productos alimenticios envasados en ausencia del cliente, con agregado de nutrientes críticos. Habitualmente tienen exceso de azúcares y calorías, aunque también podrían tener exceso de grasas totales, saturadas, entre otras. Esto aplica a productos tipo alfajores, bombones, obleas rellenas, etcétera”, explicó a Chequeado Sandra Tirado, secretaria de Acceso a la Salud del Ministerio de Salud de la Nación.

Y agregó: “Si el producto supera los límites de nutrientes críticos o de calorías establecidos por la ley, o ante la presencia de edulcorantes o cafeína, deberán incorporarse sellos de advertencia en los envases. En los muy pequeños se debe recurrir al microsello, cuyo número corresponderá a la cantidad de nutrientes críticos y/o calorías que contengan en exceso, y/o a la presencia de cafeína y/o edulcorantes si los hubiere. Lo que admite valores del 1 al 7”.

Desde el Ministerio de Salud detallaron a este medio que los microsellos son obligatorios para los productos con superficies menores o iguales a 10 centímetros cuadrados. Y en el caso de productos con superficies entre 10 a 20 cm2 que lleven más de un sello, se podrá utilizar el microsello de manera optativa.

La reglamentación de la ley contempla colocarle a cada pequeño producto que lo amerite un “microsello” que consiste en un número que representa la cantidad de etiquetas de advertencia de cada producto.

Leila Guarnieri, nutricionista e investigadora de la Fundación Interamericana del Corazón (FIC) Argentina, ejemplificó: “Si un caramelo tiene impreso un ‘2’ eso significa que es un alimento asociado a 2 etiquetas de advertencia”. Y, si bien es cierto que es una información más limitada, ya que el consumidor no puede saber a qué sellos se refiere el número, dicha cifra figura como advertencia de que aporta nutrientes en exceso.

Sin embargo, los sellos correspondientes a ese producto sí deben poder ser leídos en detalle en el envase secundario del producto. Por ejemplo, en el paquete grande que contiene a los caramelos individuales sueltos. Según Guarnieri, eso ya se ve en los supermercados que venden bolsas de caramelos: “En el envase exterior deben estar los sellos que corresponden y deben tener el tamaño y características indicados por la ley. Luego, en el envoltorio de cada caramelo, el consumidor podrá ver un número que indica la cantidad de sellos que amerita ese producto de acuerdo a sus características nutricionales”.

“Por otra parte -agregó la especialista- cada productor debe declarar a los organismos competentes los detalles del rotulado de cada producto. Pero esa información no está por ahora publicada en la web y es cierto que el consumidor puede encontrarse con ciertas dificultades para acceder a esa data en detalle”.

No comparar el número de sellos en productos diferentes

Básicamente, la idea es que si un producto ultraprocesado (las golosinas lo son) tiene una advertencia, más allá de cual sea, el sello debe funcionar como una señal para evitarlo, ya que las actuales Guías Alimentarias -elaboradas por la cartera sanitaria- para la población argentina no recomiendan su consumo.

“La norma indica que todo ultraprocesado, envasado fuera de la vista del consumidor, debe llevar sello si presenta exceso de uno, o varios, nutrientes críticos. Y las golosinas entran en esta definición”, explicó a Chequeado la licenciada Ana Cáceres, presidenta de la Federación Argentina de Graduados en Nutrición (Fagran). Y agregó: “Eso independientemente de su forma o tamaño. De hecho, suelen ser productos asociados a excesos de azúcares o de grasas saturadas”.

Según las especialistas, las comparaciones con relación al número de sellos que tienen los productos deben hacerse al interior de la misma categoría de alimentos (por ejemplo: “cereales de desayuno”), ya que es de esta manera en la que los consumidores solemos seleccionar los alimentos entre las opciones disponibles.

“Los sellos de advertencia funcionan como un indicador que aporta información útil cuando se decide comprar un alimento o una bebida envasada: cuantos menos sellos tenga el producto, más saludable es. Sin embargo, esta regla solamente se aplica en productos similares”, sostuvo Tirado.

Por ejemplo, si se decide comprar galletitas, se recomienda consumir la que tenga la menor cantidad de sellos entre todas las disponibles. Pero esto no aplica a productos diferentes. No se debe comparar una bebida azucarada con 2 sellos y un chocolate con 3, para deducir cuál es más saludable, ya que pertenecen a diferentes grupos. “De hecho, lo que significa es que ambos productos tienen excesos de nutrientes críticos (calorías, edulcorantes, etc). La clave es comparar la cantidad de sellos en productos similares”, dijo Tirado.

Otro detalle que recordó Cáceres para elegir productos saludables es que el consumidor no debe tener en cuenta el tamaño de la golosina. “Cuando algo amerita sello no se determina en base al tamaño de la porción sino que la advertencia se asigna tomando en cuenta los umbrales sugeridos por los técnicos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que se emplean para determinar cuando hay un exceso en el aporte de ciertos nutrientes. Esos límites de la ley están basados en el sistema de perfil de nutrientes que propone la OPS. En otras palabras, si se consume un caramelo o un bombón con sello ya estaríamos consumiendo algún nutriente crítico en exceso”.

Desde FIC Argentina indicaron que “los sellos señalan que es un producto que desequilibra la dieta y no suma valor nutricional”. Y agregaron: “Es erróneo entender que, aunque sea más ‘chiquito’ un caramelo que un alfajor, es mejor para la salud: ambos son no saludables y no deben desplazar a los alimentos naturales, como una fruta”.

Finalmente, desde la Fagran también advirtieron sobre 2 líneas de productos que muchos asocian con golosinas: los postrecitos en base a leche y las barritas de cereal. Ambos suelen ser considerados “saludables” pero -aún así- tienen sellos. “Lo cierto es que son 2 categorías de ultraprocesados y pueden aportar excesos en varios nutrientes y tener una o más etiquetas de advertencia”, resaltaron desde dicha ONG. Y concluyeron: “Siempre, lo ideal es no incluir en nuestra dieta cotidiana productos que tengan sellos”.

Enrique Garabetyan,
para Chequeado

* Las imágenes de Neomundo se capturan y editan con un dispositivo Motorola G 41