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Anhedonia: nuevo efecto secundario por el uso excesivo del celular

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Smartphones y tecnología
Hacer ejercicios en casa, aprovechando la tecnología.
  • Una investigación hecha con un amplio grupo de estudiantes de secundaria sugiere que el consumo intensivo de redes sociales en el smartphone está vinculado a la anhedonia, la incapacidad para experimentar placer.
  • El trabajo concluyó que más del 50% experimentaba un grado de anhedonia significativo.
  • Los jóvenes le prestan a la pantalla en promedio 5 horas y 20 minutos por día. O sea que el celular se apropia de un día y medio de atención a la semana. 

 

Desde hace ya muchos años se sabe que el consumo intensivo de redes sociales y el exceso de acceso a internet desde el celular tienen consecuencias sobre la salud y el bienestar mental.  Ahora, un reciente estudio hecho entre estudiantes secundarios por parte de un equipo de educadores e investigadores en neurociencias comprobó un nuevo efecto: a mayor consumo de redes, mayor propensión a la anhedonia: el fenómeno que denomina la incapacidad para experimentar placer y la pérdida de interés o satisfacción en todo tipo de actividades sociales y vinculares.

“Nosotros hacemos investigación sobre neurociencias y educación y trabajamos con una red de colegios secundarios. Y se nos ocurrió indagar en profundidad esta temática de no lograr satisfacción cuando, en charlas de pasillo, muchos docentes nos referían que, en la presencialidad pospandemia, dar sus clases normalmente les costaba mucho más que antes. Esto era, en parte, debido a que los chicos usaban su celular en forma menos intensiva antes de 2020”, contó Alejo Barbuzza, licenciado en Ciencias Biológicas, becario del Conicet y especializado en temas de neurociencias y educación. Y agregó: “Muchas encuestas comprobaron que esto no solo pasó en adolescentes sino que el uso del celular se incrementó en todos los rangos etarios. Por eso quisimos entender mejor el impacto del smartphone y las redes sobre la salud y el bienestar emocional de los chicos”.

Nuevo estudio sobre anhedonia

Para poder conocer a fondo el tema, tomaron un grupo de 517 estudiantes de entre 15 y 17 años, que asisten a colegios secundarios que integran la Red Itínere, y los hicieron completar diversos cuestionarios sobre usos y tiempos que pasan atendiendo la pantalla de su dispositivo. Y además, les hicieron diversos tests sobre síntomas de ansiedad, depresión, calidad del sueño y otros datos que pudieran revelar el grado de anhedonia social.

“La conclusión fue que más de la mitad de los estudiantes encuestados (el 51,26%) tuvieron un índice de anhedonia significativo, algo que es un llamado de atención”, le dijo a este medio Luis Combal, director de la escuela secundaria Northfield, una de las instituciones donde se hizo el trabajo de campo. Y este docente, con dos décadas de experiencia en educación, acotó: “Si bien el estudio se hizo con chicos de escuelas secundarias, lo que intuimos es que, en cierta forma, esto también se puede expandir a los adultos”.

Entre las hipótesis que los expertos están verificando resalta la siguiente: la cantidad de tiempo que utilizan los adolescentes en redes sociales está modificando sus vínculos. Hoy la gratificación la encuentran en el “like” a una foto o en ser parte de un grupo de Wapp. Todo eso puede provocar una mayor dificultad para sentir emociones o placer.

El tiempo de atención que le prestaban a la pantalla en “promedio” fue de 5 horas y 20 minutos diarios

Además, el educador destacó otros datos. El tiempo de atención que le prestaban a la pantalla en “promedio” fue de cinco horas y veinte minutos diarios. En otras palabras, esto implica que el celular se apropia de un día y medio de atención a la semana (35 horas semanales).

Barbuzza recordó que estas cifras impresionaban hasta a los mismos usuarios: “Es apenas una anécdota pero resulta indicativa: cuando les pedíamos que verificaran en su celular cuántas horas ‘consumían’ de pantalla para registrarlo, la mayoría se sorprendía mucho al ver el total de tiempo diario que pasaban con el smartphone”.

Por otra parte, uno de cada tres participantes reconoció estar consciente de tener conductas compatibles con consumos problemáticos. Por ejemplo, sabían que lo llevaban a todas partes, durante todo el día; contaban que sus padres les habían advertido sobre el uso excesivo o reconocían padecer regularmente dolores de cuello o de muñeca por estar encorvados sobre la pantallita. Incluso admitían como algo común el cortar toda actividad que pudieran estar realizando para atender una notificación “on screen”.

La adicción a las redes sociales fomenta la pobreza

El otro indicio llamativo que destacó Combal fue el que en estos grupos están accediendo al celular propio a los 10 años de edad, ‘cifra’ que vemos bajando con el paso del tiempo ya que la ‘entrega’ del primer portátil se está adelantando”.

¿En qué aplicaciones “invierten” el tiempo de pantalla? Según la encuesta a la que accedió este medio, la aplicación más utilizada fue:

  • TikTok (el 50,67%);
  • WhatsApp (el 22,16%);
  • Instagram (el 14,26%);
  • YouTube (el 5,39%)
  • otras (el 7,51%).

¿Qué hacer ante esta realidad? “Hay intervenciones posibles (ver abajo) pero también hay que ser realistas”, dijo Combal. “Hoy, en nuestras escuelas proponemos como idea-fuerza que la tecnología y las computadoras forman una parte esencial de nuestras vidas y tenemos que aprender a usarlas correctamente. Eso es fundamental para los chicos. Pero también pensamos que no es lo mismo una computadora que un celular y no es necesario que estén accediendo a sus smartphones todo el tiempo”.

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Opciones y consejos para prevenir

El profesor Darío Álvarez Klar, educador y uno de los fundadores de la Red Educativa Itínere, contó que “claramente prohibir su utilización no es una opción. Pero sí tenemos que ir hacia una administración controlada, lograr una reducción voluntaria en el uso y hacer mucha prevención en bienestar emocional. Por ejemplo, podemos estimular a los chicos para que diversifiquen sus opciones de entretenimiento, recurriendo al deporte, a la música y a la interacción real con amigos”.

Por su parte, Combal y Barbuzza proponen trabajar en la prevención de estas problemáticas desde la escuela primaria: “Informarles de los problemas que trae su utilización excesiva, que sepan que puede generarles complicaciones anímicas. También la llegada del primer equipo debería ir acompañada con charlas, ya sea de la familia o por medio de talleres escolares donde se hable sobre grooming, uso racional y riesgos del abuso”.

Por otra parte, resaltan que hay que destacar que no se pueden perder los vínculos, la empatía y el conectar con otros. Finalmente, un consejo práctico: que en la casa nadie coma con el celular en la mesa, ya que naturalizar eso es restarle valor a lo vincular.

Enrique Garabetyan

* Las imágenes de Neomundo se capturan y editan con un dispositivo Motorola G 41