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Adicciones sin debate: ¿qué piensan los argentinos del consumo de drogas?

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Cannabis
Conseguir cannabis es percibido como algo "fácil".
  • Una investigación hecha por la facultad de psicología de la UBA a 2000 personas revela la opinión social sobre el acceso a los estupefacientes.

La relación de los argentinos con el consumo de sustancias psicoadictivas está en evolución y sobresalto permanente: dos ejemplos recientes: un folleto entregado en un evento municipal sobre drogas y prevención de daños causó un enorme revuelo mediático mientras, en simultáneo, avanza la oferta y la demanda, de medicamentos con cannabis. En ese marco un equipo de investigadores de la Facultad de Psicología de la UBA publicó un detallado análisis sobre lo que percibe la sociedad acerca del “consumo problemático de sustancias”.

“Buscábamos determinar que piensa la población general sobre la relación entre el consumo de sustancias psicoactivas y la salud mental y las influencias de una sobre otra. Es un tema sobre el que en Argentina hay poca información: encontramos algunos datos de 2018, mientras que en otros países es algo que se indaga con frecuencia”, dijo Martín Etchevers uno de los responsables del trabajo junto a Cristian Garay y otros dos investigadores.

Para conocer la percepción popular armaron un completo cuestionario online y sistematizaron las respuestas de 2072 argentinos, adultos, que participaron desde todo el país. Y algo que aclaran los responsables es que decidieron excluir el consumo de alcohol, ya que por su naturaleza necesita otro tipo de análisis.

La primera conclusión del estudio publicado por el Observatorio de Psicología Social Aplicada es que la enorme mayoría de los participantes considera que el consumo problemático de sustancias se ha vuelto actualmente más grave que en el pasado. Eso respondió el 85,6 %. En cambio sólo un 13,1 % lo considera “igual” de grave que antes y apenas el 1,2 % percibe que es algo “menor que en el pasado”. Y si bien no hicieron referencia específica a que momento es “el pasado”, por otros trabajos se deduce que esta sensación de agravamiento del problema se incrementó con la pandemia y el aislamiento.

Pese a esa sensación sobre un empeoramiento, otro punto de la investigación muestra que otra mayoría de los consultados considera que esa “gravedad” no se refleja en la inclusión de esta temática en el ámbito educativo. “Un alto porcentaje percibe que no se refleja en los debates sociales y educativos. En los colegios hay materias que tratan sobre genero, igualdad, educación sexual o discriminación y preguntamos si se hace algo así con consumo de sustancias adictivas”, contó Etchevers. “Pero la gente considera que no”. Por otra parte, el investigador contó que “además, también corroboramos los programas educativos y lo cierto es que ese tema no figura. A veces se abren debates pero apuntan más a despenalización y se consideran perspectivas políticas o legales. Pero la perspectiva del tema desde lo psicológico o psiquiátrico y lo que tenga que ver con salud mental y consumo de sustancias adictivas no se trata. No es un tema menor”.

En concreto, del grupo de respondentes que tiene hijos en edad escolar, el 80,2 % afirmó que “no recibieron en el colegio información sobre consumo problemático de sustancias. Y solo el 19,7 % respondió que sí.

Falta dialogo sobre el consumo

Esta falta de abordaje escolar contrasta fuerte con lo que la gente considera que pasa en el ámbito familiar: a otra pregunta específica, respondida por los participantes que tienen hijos, el 88,6 % dijo haber dialogado con ellos sobre consumo problemático y apenas el 11,3 % respondió que “no ha dialogado sobre la temática con sus hijos”. En otras palabras, según Etchevers, “para las familias el tratamiento es importante -y afirman charlarlo en casa-, pero consideran que en el espacio educativo no está presente”.

Otro dato significativo de la investigación fue que los participantes consideran que “obtener cocaína es muy fácil (41,4 %); o fácil (37,6 %). Mientras que apenas el 10,5 % consideró que no podría obtenerla. En cuanto a marihuana el 89,9 % de los participantes de la investigación considera que hacerse de cannabis “es fácil o muy fácil”.

Según Etchevers una de las conclusiones que surgen de esta investigación es que hay un espacio vacante para hacer crecer el debate específico. “Por otra parte”, afirmó el entrevistado, “la hipótesis que surge de charlas con familiares es que las personas que ya tienen consumos problemáticos no cuentan con muchos espacios de acceso a tratamientos. Deberíamos darle más lugar y tiempo a la divulgación e incluir en la difusión la salud mental y los aspectos psicológicos de los consumos, ya sean como causantes o como efecto de la adicción”.

EL 89,9 % DE LOS PARTICIPANTES CONSIDERA QUE HACERSE DE CANNABIS “ES FÁCIL O MUY FÁCIL”.

Otro dato que resaltan es que el tema tiene fuertes ribetes ideológicos que llevan a que, a veces, sea tratado en forma algo romántica: “Puede incidir en esto que al individuo que está consumiendo se lo imagina como una persona responsable y con recursos y capacidades plenas y que el consumo sería inocuo si la persona estuviera bien. Por otra parte, en muchas intervenciones quien habla se pone a sí mismo como ejemplo y se menciona a quienes sortearon el problema de manera positiva. “Pero”, recuerdan, “mucha gente no lo ve de manera positiva. Pensemos en las palabras de la madre de Chano o del propio “karateka” Medina (el ex-boxeador), que también sufrió adicciones y tienen un relato diferente”.

Según Etchevers esto ocurre, en parte, porque se desconoce, o se olvida, que hay sustancias que son psicoactivas y que cumplen con su esencia: causan adicción y no son inocuas: “falta en el debate la perspectiva de salud mental y lo que genera -a nivel mental- la adicción”.

Finalmente, los expertos de la Facultad de Psicología explican que está bien que cada persona tenga sus propias ideas, “pero deberíamos ofrecer más educación científica sobre lo que provocan ciertas sustancias: sea depresión, acelere, agresión, problemas cardíacos o de memoria, o lo que sea”. En otras palabras, sería interesante usar los ámbitos educativos, para difundir conocimientos formales sobre los efectos del consumo de sustancias adictivas y sumar más psico-educación técnica, aportando datos duros y con un enfoque sobre salud mental y prevención.

Enrique Garabetyan