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Argentina es pionera en recurrir a los animales que curan

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Perros que curan
Perros que curan
  • 2 prestigiosas instituciones médicas iniciaron protocolos donde las mascotas pueden visitar a sus dueños internados.
  • ¿Qué beneficios genera a la salud?

A veces los recursos que benefician la salud de un paciente y las herramientas que usan los médicos se separan sin razones que expliquen ese divorcio. Un ejemplo patente de esa contradicción son las terapias asistidas por animales. Hoy nadie se cruza con una mascota en una clínica u hospital. Y aunque la primera constancia escrita de los beneficios que aporta el contacto con perros y gatos en la recuperación de un enfermo se escribió en 1860 recién un siglo y medio más tarde esta terapia complementaria comienza a ser aceptada por las instituciones de salud.

Ahora dos hospitales de excelencia, uno privado y uno público, acaban de convertirse en los pioneros de esta técnica en Argentina.

“Estar internado para un tratamiento no es un proceso inocuo y, para muchas personas, es casi como una segunda enfermedad, una disfuncionalidad muy fuerte que provoca “daños colaterales”, contó la doctora Liliana Ortega, jefa de pediatría en el Instituto Argentino del Diagnóstico (IADT), “Y por eso todo el tiempo pensamos en cómo podemos aliviar esa circunstancia, especialmente en los chicos”, explicó. “La idea nos surgió hace unos años cuando teníamos a un chico internado con una patología oncológica que no mejoraba. Un día nos contó que extrañaba mucho a su perrito y pensamos en traerlo, pero la Institución no lo permitió. Sin embargo la idea nos quedó picando y desde entonces siempre pensamos cómo hacerla posible para otros casos”.

Quien se encargó de recopilar antecedentes, resolver los detalles y llevar adelante el proyecto hasta su debut fue Diego Fernández Sasso, uno de los coordinadores de internación en pediatría del IADT.

“En nuestra especialidad uno quiere que la familia esté lo más unida posible y más en circunstancias dolorosas como es una enfermedad con una internación larga. Y así fue como estimulamos que a la visita del paciente internado vengan los abuelos, tíos y amigos. Pero también pensamos que hoy las familias se están volviendo “multiespecie” y por eso fue natural pensar que a la visita se sumen las mascotas”.

Esto, que actualmente parece un paso natural en la práctica médica, no tiene muchos antecedentes. Fernández Sasso recordó que “hoy nos parece natural, pero la internación conjunta de los niños con su mamá es algo relativamente reciente. Por ejemplo, mi padre tuvo polio y contaba que se quedaba solo luego de la visita de mi abuela. Recién en la década del ´50 y ´60 el doctor Florencio Escardó desafió ese concepto. Esto que pasa ahora es, otra vez, cambiar el paradigma que prohíbe a las mascotas entrar en un centro médico”.

Por otra parte esta movida es algo que se inserta en un fenómeno social generalizado: en la diaria se ven cada vez más restaurantes, hoteles y negocios “Pet friendly“, ¿por qué no pasaría también eso en una institución ligada a la salud?. Y más en Argentina, un país clasificado como “muy mascotero”.

ESTAR INTERNADO PARA UN TRATAMIENTO NO ES UN PROCESO INOCUO Y, PARA MUCHOS CASI SE CONVIERTE EN UNA SEGUNDA ENFERMEDAD

El proyecto con mascotas que avanza en el IADT no es el único en el país. A fines del 2021 en el Hospital El Cruce Nestor Kirchner (HEC) también se abrieron para recibir la visita terapéutica de animales de pacientes y también del personal. “Nuestra institución es de alta complejidad en tecnología y atención, pero además busca ser un hospital más humano, con la atención centrada en las personas y la adecuación a las necesidades de cada individuo que integra esta comunidad”, dijo el doctor Ariel Sáez de Guinoa, Director Ejecutivo del HEC. “En ese contexto buscamos un abordaje integral para garantizar confortar al paciente tanto en lo físico, como en lo psicológico, ambiental y espiritual del enfermo, su familia y también de los trabajadores de la salud”. Así el hospital El Cruce puso en marcha el protocolo que permite realizar actividades asistidas por mascotas, en forma segura en el predio hospitalario, tanto en las zonas “abiertas” como en las habitaciones.

“Sabemos que es algo pionero a nivel global y especialmente en salud pública, pero lo cierto es que no es algo tan nuevo: de hecho la idea central fue descripta hace 150 años”, contó Sáez de Guinoa. Y existe mucha bibliografía sobre el tema. Lo que no hay tanto es experiencias concretas y menos con las mascotas de los pacientes. Si se conoce el uso de animales entrenados, que pertenecen al centro de salud e “interactuan” con algunos pacientes.

“En el caso del HEC la visita de las mascotas de algunos enfermos requirió armar un protocolo completo y complejo para que se de en un entorno seguro. Y lo que desató que avancemos para concretarlo fue algo que nos pasó durante la pandemia. Tuvimos a un paciente de unos 70 años, que estuvo intubado por Covid, en un respirador, durante más de dos meses. Cuando mejoró y “despertó” en terapia intensiva, lo primero que nos preguntó fue si podía ver a su mascota. Eso nos hizo pensar de nuevo en lo clave que resultan los animales de compañía para la recuperación integral de las personas”, recordó Sáez de Guinoa.

A partir de ahí, el equipo del HEC trabajó desarrollando un protocolo cuidado pero que puede ser usado para que los animales asistan al paciente. ¿En qué? “Las mascotas pueden auxiliar al paciente en patologías específicas diferentes: desde enfermedades neurodegenerativas a trastornos emocionales, parálisis cerebral, psicosis o esquizofrenia, entre otras”. Y es especialmente útil para quienes que deben atravesar una internación prolongada. En el HEC si bien los casos en que se dio fue con adultos, planean extender esta práctica para los chicos.

Antecedentes

Todos los profesionales involucrados refieren que antes de dar el primer paso realizaron una completa investigación. “Buscamos bibliografía, hablamos con especialistas en infectología y con también con veterinarios. Nos tomó casi un año preparar un protocolo completo y detallado. Y primero hicimos una prueba piloto”, detalló Fernández Sasso. “Para ponerlo a punto probamos con seis chicos y con un adulto y todo viene resultando muy satisfactorio. Ahora la idea es seguir haciendo ensayos y mejorando estas visitas”.

Por su parte, el profesional del HEC relató que “nuestra prioridad en estas visitas era evitar la transmisión de enfermedades zoonóticas y también alergias. Por eso analizamos primero si el paciente está en condiciones de salud adecuadas para recibir esta visita. Y el animal debe estar sano, vacunado, bañado y peinado antes de llegar, así se minimiza la pérdida de pelos. Por otra parte, como aún estamos en pandemia, en principio preferimos que el encuentro se concrete en zonas abiertas y con la ventilación adecuada. Sin embargo, pensamos que es posible que el animal vaya a la habitación del paciente”.

Un detalle clave en este proceso de sumar mascotas a las visitas regulares y que resultó un factor importante para el éxito de estos proyectos fue involucrar a todas las partes de las instituciones hospitalarias en los protocolos. “Antes de implementar las visitas charlamos extensamente y revisamos el tema con todos: desde el cuerpo médico al equipo de enfermería, y también se involucró a los responsables de seguridad y a encargados de hotelería”, rememoró Ortega.

Esta movida no solo suma a la calidad de vida “psicológica” del paciente. También contribuye concretamente a la mejora médica. “Lo que vimos es que jugar con tu mascota ayuda a generar endorfinas y otros neurotransmisores que están ligados al bienestar. Por otra parte, esas moléculas ayudan a neutralizar la acción de algunas hormonas “negativas” como el cortisol, que suele estar asociado al estrés”, contó la directiva del IADT.

Sasso agregó que “por ahora las evidencias que tenemos son indirectas, pero los profesionales notamos indicios de los beneficios a la salud porque se “suaviza” el contexto de la internación y el estrés que esto genera. Lo concreto es que vemos a los pacientes “visitados” con mejor semblante y ánimo”.

Todo indica que esta movida en la que la medicina argentina es pionera se afianzará y crecerá. De hecho, los responsables del IADT y del HEC han recibido muchos mails de colegas de otras instituciones de salud, de CABA y del interior, interesados en conocer los detalles del “protocolo mascotas”. “Y Ortega concluyó: por suerte para todos y en beneficio de nuestra salud, creo que cada vez será más común cruzarse con un perro o un gato en los brazos de un paciente caminando por los pasillos y las salas de nuestros hospitales”.

Enrique Garabetyan

Bienestar / Mejora concreta

“En 1860 Florence Nightingale, considerada la fundadora de la enfermería moderna, escribió que la presencia de mascotas pequeñas ayudaban a reducir la ansiedad en niños y adultos que vivían en instituciones psiquiátricas“, contó Ariel Saez de Guinoa, director ejecutivo del HEC. Y agregó que hay otras referencias publicadas en revistas especializadas que muestran los beneficios a la salud de la terapia asistida por mascotas en centro de rehabilitación. “Lo que vimos nosotros y que confirma datos anteriores, es que la interacción entre el paciente y sus mascota es maravillosa. Disminuye la ansiedad, el estrés y el dolor de la persona enferma. Y eso repercute en cosas concretas: por ejemplo se nota que necesitan dosis menores de analgésicos“. Por ahora, las vistas y la asistencia terapéutica se han circunscripto a los perros, en parte porque son más fáciles de manejar. Pero los gatos también podrían ser admitidos si el paciente lo requiere. Según Saez de Guinoa, “normalizar y extender este tipo de actividades es un gran hito en el camino hacia contar con hospitales humanizados”.

Un ejemplo en el IADT
Un ejemplo en el IADT