- En nuestro país alza vuelo la actividad de ‘birdwatching’. Con más de mil especies de aves, Argentina se consolida como un destino atractivo para los aficionados a la observación de pájaros.
- Se calcula que hay cerca de 40 mil “avistadores” locales.
Es una de las actividades de recreación menos difundidas y más saludables. Se la puede cultivar a diario, sin gastar un peso y en cualquier espacio al aire libre. Suma, además, un atractivo costado turístico: se trata del “bird waching“, una práctica que —en el mundo— cuenta co unos 78 millones de fanáticos y aficionados a la observación de aves en sus hábitats naturales. O, como se los conoce coloquialmente en Argentina, “los pajareros“.
Justamente, nuestro país es un destino ideal para los actuales, y futuros, amantes de identificar aves. “Es que de las 10.500 especies hasta hoy clasificadas en todo el mundo, más de mil habitan en alguna de las ecoregiones de la Argentina”, le detalló a PERFIL el biólogo Horacio Matarasso, presidente del Comité Internacional de la Feria de Aves de Sudamérica y actual vicepresidente de la Asociación de Guías de Aves Argentinas.
Para practicar este hobby solo se necesita binoculares, paciencia y ganas de caminar por espacios verdes
Además, a diferencia de lo que ocurre en otros países, en nuestro país la geografía y los climas son muy variados, a punto tal que la actividad de “pajareo” se puede realizar durante todas las estaciones del año y en zonas muy diversas y llamativas: desde la selva o los esteros del Iberá hasta embarcados en alta mar, donde se avistan aves marinas que no tocan tierra durante meses.
“Los observadores buscan sitios de alta diversidad ornitológica, donde puedan hallar especies raras. Las selvas son los ambientes más biodiversos y, por ejemplo, el parque Iguazú puede ofrecer el valor agregado de un escenario natural único”, le explicó a este medio Eduardo Haene, ingeniero agrónomo especializado en conservación de biodiversidad, docente e investigador de la Universidad de Belgrano. Y agregó. “Los extranjeros que llegan a la Argentina para hacer “bird waching”, suelen desembarcar en Buenos Aires y desde acá emprender viajes por muchos paisajes silvestres distintos. En ese sentido, un espacio como el de la reserva de Costanera Sur es una meca para esos turistas”.
Colectiva de Observadoras de Aves Feminista, una propuesta que viene a romper con lo establecido
Claro que no solo son extranjeros. También entre argentinos es una disciplina en crecimiento. Matarasso recuerda que cuando él se inició en la actividad, el “círculo” de fans “sería, como máximo, de unas 300 personas. Hoy, cuatro décadas más tarde, es un hobby que agrupa a unos 40 mil argentinos que dedican parte de su tiempo libre a salidas de campo en las cuales identifican y fotografian diversos ejemplares, además de asistir a cursos y convenciones con colegas. Es más estos encuentros de grupos de “avistadores” se han vuelto tan multitudinarios que hasta se organizan actividades específicas para los chicos.
Un rubro en crecimiento
El tema turístico relacionado a los fanáticos de esta actividad no es menor. Según Matarasso, que se dedica a observar y guiar desde hace cuarenta años, “el segmento de viajes del avistamiento de aves crece dentro y fuera del turismo tradicional”, explicó este experto. Y comentó que se calcula que hay “50 mil observadores de aves que ingresan, cada año, a nuestro país. Y se promedia con que tienen un gasto medio de US$ 7 mil por persona.
De acuerdo a Matarasso, “hasta hace poco la Argentina no estaba bien insertada en el circuito de viajes para avistamiento de aves. Los europeos, por ejemplo, solían elegir países de África y de Asia, muchas veces a algunas de sus antiguas colonias. Y los norteamericanos suelen optar por Centroamérica. Pero en los últimos tiempos muchos de estos turistas se están volcando a nuestro país impulsados, en parte, por el auge de los comentarios favorables en redes sociales especializadas y también por la creciente cantidad de cruceros internacionales”.
Algo parecido registra Haene que afirma que, si bien la observación de aves es una actividad tradicional en países del hemisferio norte, en las últimas décadas viene aumentando por factores diversos tales como la mayor accesibilidad a lentes, binoculares y equipos fotográficos de alta calidad que dieron un nuevo impulso a esta actividad ya que mucha gente logra sacar más y mejores fotos. Estas luesgo se comparten en redes y plataformas colectivas específicas lo que realimenta y atrae nuevos hobbistas. “Pero además la observación de aves silvestres en libertad es un pasatiempo comparativamente barato: solo requiere binoculares y acceso a libros o publicaciones en la red. Y, el ingrediente fundamental, curiosidad, paciencia y ganas de caminar”, concluyó Haene.
Evento de observadores
A principios del próximo mes de octubre se hará en Argentina el encuentro de observadores de aves más importante de América Latina: se trata XIII edición de la Feria de Aves de Sudamérica 2024, el encuentro de más significativo del continente. Este evento vuelve a realizarse en nuestro país después de ocho años. Tendrá lugar en la localidad de Ituzaingó, provincia de Corrientes. Según contaron los expertos, se trata de una reunión de cuatro días, que incluye salidas guiadas de observación al campo, charlas, talleres y simposios. “Lo bueno es que no hay que ser un especialista para participar. Es una convención destinada a gente que quiere conocer o profundizar este hobby, contó Matarasso. En esta edición contará con la participación de guías profesionales y amateurs de todo el mundo, especialistas en conservación de aves y ecosistemas, alojamientos y lodges especializados y empresas de turismo vinculadas a este segmento en expansión, entes gubernamentales y ONGs. Para más información sobre este evento consultar en www.birdfair.net.
Las rapaces de la ciudad levantan vuelo
En los últimos tiempos mucha gente se sorprendió al ver grandes aves rapaces volando sobre los edificios o posadas en la copa de los árboles de algún parque de Caba. Este fenómeno que para muchos es “nuevo”, en realidad es bastante común.
“Para instalarse en un sitio las rapaces requieren una buena oferta de presas. Y en ciudades como Buenos Aires hay muchas aves —palomas y torcazas— además de ratas. Por eso hoy los grandes centros urbanos del Amba facilitan la localización de diversas rapaces tales como como el gavilán mixto o el carancho”, explicó Eduardo Haene, que recientemente ha publicado artículos científicos sobre este tema. Y agregó: “prestando un poco de atención, cualquier recorrido de menos de una hora nos permitirá ver alguna de estas especies. Es un fenómeno que se fue generando espontáneamente a comienzos de este siglo, pero no es algo raro sino totalmente natural”. Para identificar alguna rapaz en acción hay que estar atentos a situaciones tales como cuando las palomas emprenden en forma masiva un vuelo bajo y errático o cotorras y loros, emiten vocalizaciones de alarma. Ante este espectáculo, será cuestión de descubrir dónde está la rapaz en búsqueda de su almuerzo o merienda.