Si bien históricamente las fiestas se asocian a momentos de reunión, felicidad y placer, en los últimos tiempos se está viendo un crecimiento en la cantidad de gente que pasa –ya sea por elección o por obligación– las fiestas a solas o con un puñado de familiares. “Es una tendencia reciente, pero vemos que hay cada vez más gente que no festeja en reuniones multitudinarias como años atrás, ya sea por razones de trabajo o, también, porque muchos familiares han emigrado y las familias se han partido, con hijos viviendo en diversos lugares del interior o del exterior”, dijo el licenciado en psicología Alexis Alderete. Y agregó: “Esto es particularmente complejo para las personas de la tercera edad –padres, abuelos–. Y por esa razón hay más gente que elige no festejar y pasar esta Navidad y Año Nuevo tal como si fuera un día más”.
Entre otras razones que se esgrimen para evitar los festejos de fin de año, Alderete también menciona otro elemento: “Durante la pandemia muchos perdieron familiares y –por el aislamiento estricto– no pudieron ‘despedirse’ ni hacer un buen duelo. Por eso mismo, aún hoy muchos prefieren no juntarse en familia para así evitar la tristeza del momento y no tener que atravesar las típicas frases y recuerdos”.
Finalmente, otro elemento que lleva a no reunirse es que se está dejando atrás el mandato de forzar la unión a toda costa. “Para muchos se vuelve difícil soportar situaciones familiares incómodas y para no exponerse prefieren directamente no ir a esas reuniones extendidas”.
Por último, para quienes deben pasar las fiestas solos, la opción recomendada es recurrir todo lo posible a la tecnología y, por ejemplo, hacer una videollamada. “No tiene que ser necesariamente espontánea”, recomienda. “Se puede armar un pequeño guion o ayuda memoria de lo que queremos decirle al ser querido que está lejos y lo que significa sentimentalmente para nosotros, aun a la distancia”.