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Investigación científica: azul índigo fue el color que eligió Belgrano para una de las primeras banderas argentinas

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Expertos del CONICET analizaron la composición química del pabellón patrio que se conserva en Bolivia y determinaron el origen del colorante usado.

(www.neomundo.com.ar) Investigadores del CONICET en el  Centro de Química Inorgánica “Dr. Pedro J. Aymonino” (CEQUINOR, CONICET-UNLP-asociado a CICPBA) lograron determinar el color original de la denominada Bandera de Macha, una de las dos que dejó ocultas en el actual territorio de Bolivia el Ejército Auxiliar del Alto Perú al mando del general Manuel Belgrano luego de las derrotas en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma en 1813.

Los resultados de los estudios espectroscópicos y químicos se publican en la revista ACS Omega y concluyen que el pabellón que se conserva hoy en la Casa de la Libertad de la ciudad boliviana de Sucre –junto a los restos de Juana Azurduy– tenía dos franjas horizontales blancas y una central de color azul índigo.

El trabajo se encuadra en la nueva rama denominada espectrohistoria, que ayuda a desentrañar controversias de carácter histórico en base al rigor científico.

En la retirada tras las derrotas en Vilcapugio y Ayohuma, Belgrano le indicó al coronel Cornelio Zelaya que oculte las dos banderas que portaban para evitar que caigan en manos enemigas. Así, fueron guardadas con la colaboración del párroco local Juan de Dios Aranibar en una capilla del paraje Titiri, a 4.350 metros sobre el nivel del mar, cerca de Macha. Setenta años después, en 1883, fueron halladas: una, la de Macha, y la otra –se la conoce como la Bandera de Ayohuma– que está actualmente en el Museo Histórico Nacional ubicado en Buenos Aires.

“Este trabajo se enlaza con el estudio anterior sobre la bandera de Tucumán. Con esos resultados y sabiendo que la bandera preservada más antigua estaba en Sucre, comenzamos con las formalidades necesarias en la embajada de Bolivia para conseguir un fragmento que nos permitiera estudiarla. En 2018 viajamos a esa ciudad y obtuvimos unas pequeñas hebras que permanecían en los paños donde se la conservó en la Iglesia de Titiri”, cuenta Carlos Della Védova, investigador superior del CONICET, director del CEQUINOR y primer autor del trabajo.

“Nosotros teníamos algunas ideas iniciales respecto de cuáles podían ser los posibles colorantes con los que se había teñido la bandera, tomando en cuenta aquellos que eran más accesibles de conseguir en aquella época. De todas formas, lo que pudimos establecer es independiente de ese tipo de prejuicios. Fueron determinaciones científicas que precisaron la clase de planta de la que se extrajo el colorante. Podríamos haber encontrado pigmentos actuales y eso nos hubiera dado la pauta de que se intervino la tela para conservarla, por ejemplo”, comenta la también autora del estudio Rosana Romano, investigadora principal del CONICET y vicedirectora del CEQUINOR.

METODOS

Para el estudio de las hebras obtenidas, los expertos recurrieron a distintas metodologías que permitieron dar la pauta de color, composición y tipo de tela. “Uno de los problemas para determinar el colorante empleado es que la bandera no tiene actualmente su color original, como pasa con cualquier tela añeja. En este caso más aún porque hablamos de una que tiene más de 200 años”, apunta Romano. “Entonces tuvimos que combinar técnicas y equipamiento, desde lo más sencillo como análisis químicos hasta fluorescencia de rayos X y espectroscopía Raman”, explica.

“Con estos análisis pudimos establecer que para teñirla se utilizó el índigo, un colorante natural. Dentro de él existe una relación de indigotina –un pigmento azul que se produce de forma natural en la savia de la planta Isatis tinctoria, de la que se lo extrajo– e indirubina, un compuesto químico que surge como subproducto del metabolismo bacteriano de la planta. Se sabe que la proporción de indigotina es mayor en los textiles coloreados europeos que extraen su colorante de la I. tinctoria. Esto significa que el índigo empleado proviene de la I. tinctoria originaria de Europa y no de Sudamérica o de India. Todo esto lleva a afirmar que el paño con el que se confeccionó la bandera ingresó por el puerto de Buenos Aires”, resalta Della Védova, y amplía: “Además del color, validamos que es de seda, estudiamos el diámetro de la hebra –es de 12 micrometros, lo que se corresponde con el valor de la seda–, y por el entramado observamos que se trata del tipo de tejido conocido por su confección como tafetán”.

EL TIEMPO AFECTA

El paso del tiempo hizo que la bandera pierda su apariencia original y su estado de conservación vuelve muy compleja la determinación del color actual a simple vista.

¿Por qué, por ejemplo, a la bandera de Tucumán se la ve verde? “Por el efecto que se va generando a partir de la fotoevolución de los componentes de la seda, es decir su contacto con la luz da origen a sustancias amarillentas, y al mezclarse con el azul original la tela se va tornando verde”, explica el investigador.

¿Cuánto queda de azul índigo en el paño de la bandera de Marcha?

“La concentración actual del colorante está en una proporción similar a 0,4 gramos en un tanque de mil litros de agua. Significa una concentración muy pequeña que sólo puede ser hallada gracias a la sensibilidad del equipamiento empleado. El espectrómetro nos proyecta una foto exacta del color original, más allá de que ahora se encuentre diluido y atenuado”, cierra. (Fuente: CONICET)