La edición 15 del Premio Nacional de Ciencia “L’Oreal-Unesco”, que se entrega junto al Conicet, fue este año para una investigadora experta en la consolidación de la memoria.
Esta semana se realizó una nueva entrega del prestigioso “Premio Nacional L’Oreal-Unesco por las mujeres en ciencia”. En esa edición, la número 15, la investigadora galardonada fue Haydeé Ana María Viola (54) y el motivo fueron sus aportes a la hora de evaluar los efectos del Covid-19 sobre la salud mental y sobre la cognición de las personas durante la pandemia.
“La idea detrás de la investigación que estamos realizando junto a un amplio equipo de colegas es tratar de determinar algunos de los impactos sociales que dejó la pandemia”, dijo Viola. “Entre otras cosas estamos tratando de ver en detalle lo que ocurrió a nivel cognitivo y entender si el impacto percibido tiene que ver con las consecuencias directas del virus sobre el cerebro o está más relacionado a con como la sociedad respondió ante la pandemia”.
La experta, que es investigadora del Conicet y trabaja en el Instituto de Biología Celular y Neurociencias “Eduardo De Robertis”, estudia temas de biología de la memoria desde hace muchos años y detalló que “con este trabajo estamos caracterizando los niveles del desorden de ansiedad generalizada y de depresión. Y analizando como quedó la capacidad “creativa” y la memoria de las personas tras la ola de contagios”. Para poder analizar esta relación recurrieron a la administración de diversos tests cognitivos conocidos y validados por años de uso.
“Para obtener buenos resultados debemos evaluar los datos considerando que cada uno de esos registros puede variar dependiendo en cada persona, de su género, edad, su actividad física, como atravesó el tiempo de aislamiento social, su condición laboral y también el haber estado vacunado o haber tenido Covid-19”, relató la investigadora.
Algo importante que resaltó la experta -que recibirá una suma de $ 1 millón que planea invertir en recursos para acelerar la culminación del trabajo- es que su grupo está sistematizando lo que pasa en esta temática en la Argentina para poder determinar los impactos en salud mental y compararlos con otros países. “Es que estos temas son de interés internacional y en muchas naciones se están realizando investigaciones similares. La idea es poder recopilar evidencia sólida que faciliten a los responsables de salud elaborar mejores políticas públicas frente a estos problemas”.
-¿Qué encontraron hasta ahora?
-En este año y medio de trabajo completamos dos encuestas y estamos analizando los resultados preliminares. Pero lo que ya se pudo constatar es que, en general, la sociedad elevó sus niveles de ansiedad por la pandemia. Y en particular, vimos uno de los grupos más afectados fueron las mujeres de entre 18 y 30 años. Esto concuerda con lo que se encontró en otros países: las mujeres jóvenes son el grupo más vulnerable y que tuvo el mayor impacto en materia de ansiedad y depresión.
-¿Que consecuencias trajo el aislamiento?
-Es una situación que parece haberse convertido en un factor de riesgo. Quienes guardaron un aislamiento social más estricto fueron también las personas que se autopercibieron con mayores niveles de ansiedad y depresión. Por otra parte, aquellos que realizaron más actividad física, al menos tres veces por semana, parecen haber atravesado la situación con menor nivel de ansiedad o depresión. De ahí podríamos sacar una enseñanza para el futuro que nos sirva para diseñar mejores políticas públicas: el practicar deporte con más frecuencia parece funcionar como un elemento protector efectivo ante situaciones de alto estrés que puedan impactar en nuestra salud mental.
-¿Y cómo funcionó la vacunación en este tema?
-Al momento de hacer la encuesta de mayo de este año ya había un porcentaje importante de gente vacunada. Y lo que encontramos es que entre las personas que informaban tener menores niveles de depresión el hecho de haber recibido la vacuna es uno de los factores que contribuyó a paliar esa situación mental. Evidentemente, la campaña de vacunación ayudó a que la gente se autopercibiera menos deprimida.
Becada por un test
Junto al galardón principal también se premió a otra investigadora en la Categoría “Beca”: este año ese premio lo ganó Ana Sol Peinetti, investigadora asistente que trabaja en el Instituto de Química, Física Medioambiente y Energía (INQUIMAE – Conicet). La distinción le llegó por su trabajo “Monitoreo de variantes de SARS-CoV-2 a través de la detección rápida de antígenos”. En concreto su proyecto apuntó al desarrollo de un test de antígenos muy sensible y altamente específico. Pero tomando también en cuenta su costo económico para hacerlo accesible , sin olvidar analizar la posibilidad de que el test sea fabricado en forma local lo que facilita la masificación del uso de estas pruebas.
Enrique Garabetyan