- Este nuevo instituto será un lugar de referencia en materia de medicina oncológica y radioterapia para toda América Latina.
- Hoy apenas existen una veintena de centros de este tipo y sólo en países del primer mundo.
- Es un emprendimiento conjunto de la Comisión Nacional de Energía Atómica y de la Universidad de Buenos Aires.
Si no hay atrasos en el plan de trabajo y las inversiones ya comprometidas fluyen, a fines de este año comenzará a funcionar en Buenos Aires uno de los centros de terapia oncológica más avanzados del mundo: el Centro Argentino de Protonterapia (CeArP).
Por ahora el foco está en la primera etapa, pero cuando ya esté completamente operativo –hacia principios del año 2025–, se convertirá en el primer centro de toda América Latina y unos de los pocos del hemisferio sur que podrá ofrecer tratamiento de alta sofisticación.
El proyecto avanza gracias al impulso de un equipo interdiciplinario que reúne especialistas de la Universidad de Buenos Aires y de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Y aspira a convertirse en un centro médico de referencia para toda la región.
“La inversión total en el CeArPr es muy importante: ronda los US$ 150 millones, pero será una unidad médica que dispondrá de una tecnología de radiación única, que recurre a haces de protones, y que es más precisa y adecuada para el tratamiento de ciertos tumores complejos. Además, por el tipo de radiación que podremos brindar con nuestros equipamientos podremos generar menos efectos secundarios dañinos que lo que ocurre en una terapia radiológica convencional”, explicó Gustavo Santa Cruz, gerente de aplicaciones nucleares médicas de la CNEA, durante una recorrida de varios medios de comunicación realizadas por las instalaciones en construcción.
Este centro médico se está poniendo a punto en un predio de 8 mil metros cuadrados que aportó la UBA, en pleno barrio de Agronomía, a pocos metros del prestigioso Instituto del Cáncer “Ángel Roffo”, también de la UBA. Y, además de la terapia de protones, dispondrá de varios equipos de radiación convencional (usando haces de fotones y rayos X), pero también de última generación.
En el edificio –que fue diseñado con amplias salvaguardas de seguridad y que está a cargo de la firma especializada en temas nucleares Invap– “ya se están instalando los primeros equipamientos de sofisticada complejidad (tomógrafos, resonadores, aceleradores lineales, etc.), y en conjunto tenemos un grado de avance superior al 90%”, detalló David Pereira, oncólogo y radioterapeuta del Instituto Roffo. Y agregó: “si logramos cumplir los planes, a fines de este año empezaremos a recibir a los primeros pacientes que podrán acceder a tratamientos de altísima tecnología”.
Además, según destacaron los expertos, buena parte de las futuras instalaciones se especializarán en oncología infantil ya que los equipamientos que están poniendo a punto son más seguros y precisos a la hora de destruir células tumorales alojadas en tejidos vitales que están en pleno desarrollo. “Los irradiadores de protones son ideales para tratamientos de diversos cánceres sólidos infantiles y también de adultos, como los que afectan el sistema nervioso central, cuello o cerebro”, ejemplificó Pereira.
El corazón del futuro CeArP estará en una cámara de acceso restringido donde funcionará el ciclotrón, un enorme equipo de 230 toneladas de peso y cuatro metros y medio de diámetro que, básicamente, es un acelerador de partículas (en concreto protones), a los que acelera a 200 mil kilómetros por segundo, casi de la velocidad de la luz. Luego, por medio de campos electromagnéticos, dichos haces de partículas se concentran, coliman y se dirigen con precisión submilimétrica contra el tumor del paciente, de manera de poder destruir los tejidos enfermos, pero afectando mínimamente las células sanas adyacentes.
Según las estadísticas epidemiológicas en materia de oncología, este tipo de equipamiento podría beneficiar los tratamientos específicos de 120 pacientes por cada millón de habitantes. De hecho, este centro ya nacerá con alta demanda porque podrá tratar unos quinientos pacientes de protonterapia por año. Y, sumando los otros equipos del futuro instituto, se podrán totalizar –para todas las modalidades– los tratamientos de 1.500 a 1.700 pacientes por año.
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El costo de este tipo de tratamientos sofisticados, puede llegar a costar 30 mil euros en países europeos o superar los US$ 100 mil en EE.UU.
Según definieron las instituciones co-fundadoras, la gestión de este centro de alta complejidad quedará a cargo de una fundación sin fines de lucro que acaba de ser conformada por la CNEA y la UBA, bajo un modelo con el que ya funcionan otros centros de medicina nuclear en el país y que podrá firmar convenios de atención para los clientes de empresas de medicina prepaga, obras sociales e instituciones de salud estatales y provinciales.
También se hará investigación
Una característica llamativa del futuro Centro Argentino de Protonterapia, es que será una unidad dotada de equipamientos nucleares únicos en el hemisferio sur. Por eso, en el mismo edificio, se diseñaron espacios y equipos para armar el Laboratorio de Investigación y Desarrollo en Protonterapia (Laidep), cuyas actividades científicas aprovecharán a los protones acelerados para hacer entrenamiento de recursos humanos, en esta tecnología médica de alta demanda. Así, además de hacer tratamientos oncológicos concretos, el CeArP ofrecerá un bonus track: se podrá aprovechar el Laidep para realizar experimentos científicos de avanzada, tanto de naturaleza médica inmediata como para futuros desarrollos innovadores en este prometedor campo terapéutico. Pero, también, se podrán usar esas instalaciones para investigar otras áreas tecnológicas, incluyendo el desarrollo y certificación de materiales y componentes para la fabricación de satélites. Estos, al orbitar en el espacio, deben ser capaces de soportar dosis altísimas de radiación solar, incluyendo protones. Las mismas partículas que se usarán en el CeArP.