Según la OMS cada 40 segundos ocurre un suicidio. La Dra. Marisol Florian, del Hospital Universitario Austral, asegura que el nivel de riesgo de que ocurra el acto suicida aumenta proporcionalmente al número de factores presentes en la persona.
Las personas que intentan suicidarse son individuos que sufren y que requieren ayuda ya que en esos momentos no están pudiendo tolerar el sufrimiento y/o afrontar problemáticas.
“Está demostrado que hablar del suicidio reduce el riesgo de realizarlo y puede ser la única posibilidad que se le ofrezca a esa persona para el análisis de sus propósitos autodestructivos”, aseguró la Dra. Marisol Florian, médica psiquiatra Subjefa del Servicio de Salud Mental del Hospital Universitario Austral.
Florian explicó que, si bien “los intentos previos son el predictor más fuerte de riesgo suicida, existen eventos vitales estresantes como pérdidas personales, financieras, problemas legales o acontecimientos negativos que pueden actuar como desencadenantes en una persona que tiene otros factores de riesgo”.
Una señal de alerta indica que una persona estaría teniendo serios pensamientos de quitarse la vida y que podría incluso estar planificando como realizarlo; o, por otro lado, podría tratarse de una petición de ayuda, oportunidad (tanto de la familia o amigos, como de conocidos y profesionales de la salud) para intervenir y prevenir que la persona se suicide.
La especialista explicó que existen factores de riesgo que deben considerarse importantes como “el hecho de haber tenido antecedentes de intentos de suicidios previos, una historia familiar de suicidios o de tentativas, padecer trastornos psiquiátricos (especialmente: depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia, trastornos de la personalidad, ansiedad) y el abuso de alcohol o consumo de drogas.
De igual manera, son susceptibles de realizar actos suicidas las personas con trastornos de la conducta alimentaria, personas con enfermedades crónicas, dolor crónico, pérdidas afectivas, problemas económicos, problemas legales, víctimas de bullying o también que tengan antecedentes de situaciones de abuso, maltrato físico y/o psicológico”.
Conductas frecuentes
Existen distintas acciones frecuentes en personas que están considerando quitarse la vida que pueden servir de alerta:
Amenazan con dañarse o matarse.
– Buscan medios para suicidarse o hablan de un plan de suicidio.
– Hablan o escriben sobre la muerte, el morirse o el suicidio (sobre todo cuando esto no era propio de la persona o era muy raro).
– Expresan sentimientos de desesperanza.
– Expresan sentimientos de ira, rabia o venganza.
– Se involucran en conductas que implican un riesgo innecesario o que son irresponsables.
– Expresan sentimientos de estar atrapado, de no ver una salida.
Incrementan el uso de alcohol u otras drogas.
– Se retiran o evitan el contacto con amigos, familias o su entorno.
Se muestran ansiosos o agitados.
– Hay patrones anormales de sueño, como el no dormir o el dormir todo el tiempo.
– Cambios dramáticos en el humor, tales como sentimientos de alegría tras un largo período de tristeza o depresión.
– Se desprenden de sus posesiones o se despiden de su familia y amigos.
– Pierden el interés en muchas actividades en las que antes participaban.
“La estimación del riesgo suicida se realiza mediante el juicio clínico del profesional, valorando los factores que concurren de modo particular en cada persona, en un momento determinado de su vida y ante eventos estresantes específicos”, detalló Florian.
¿Qué hacer ante la posible conducta suicida de un familiar o allegado?
- Tome las señales de alerta en serio y pregúntele a la persona si está pensando en el suicidio y si tiene algún plan.
- Busque urgentemente ayuda si la necesita llamando al 911 o lleve a la persona al Servicio de Urgencias más próximo.
- Hable con esa persona del suicidio: no va a meterle esa idea en la cabeza y, sin embargo, puede animarle a hablar sobre sus sentimientos. Un plan detallado indica mayor riesgo. No se comprometa a guardarlo como un secreto desde el momento en el que la seguridad física de la persona es su principal preocupación.
- Usted puede sentir miedo o preferir ignorar la situación. Si le está costando afrontar la situación, solicite la ayuda de alguien de confianza.
- Pase algún tiempo con esa persona, anímele a hablar de cómo se está sintiendo, identifique a quien podría pedir apoyo, y anime a la persona para que acepte tener apoyo también más adelante.
- Mantenga una comunicación directa, abierta y honesta con esta persona.
- Permita que la persona exprese sus sentimientos y exprese su preocupación sin juzgarlo.
- Diga cosas como “Acá estoy para ayudarte”, “Hablemos” y “Estoy acá por vos”.