- La edición 61 de los respetados premios Bunge y Born fueron para investigadores en oceanografía.
- La importancia de que esto estudios sean interdiciplinarios e internacionales.
El próximo lunes la Fundación Bunge y Born entrega sus prestigiosos premios anuales a los más destacados investigadores. Este año los galardonados son expertos de trayectoria en Ciencias del Mar y de la Atmósfera. El reconocimiento mayor es para el profesor de oceanografía Alberto Piola y el Premio Estímulo recayó en el doctor Juan Rivera.
Esta especialidad de la ciencia se ocupa de monitorear y pronosticar el comportamiento de los océanos y de la atmósfera, una tarea cada vez más esencial debido al acuciante problema del cambio climático.
Piola tiene una nutrida experiencia de campo. O, mejor, “de agua” ya que este oceanógrafo experimental –así se autodefine– participó de más de cuarenta campañas en mares abiertos del hemisferio norte y sur y algunos de sus artículos científicos son ya clásicos, que fueron citados, literalmente, cientos de veces por sus colegas.
Para el jurado, la razón del premio es simple: le corresponde porque Piola es el “oceanógrafo más reconocido en Argentina y ampliamente reconocido en el mundo”. Y ¿por qué esta distinción? Es que hace ya más de dos décadas sus investigaciones propusieron dejar atrás el paradigma tradicional de estudiar el mar en forma compartimentalizada.
“Tradicionalmente cada país se dedicaba a estudiar su propio territorio marítimo y punto. Pero el mar, las temperaturas, los vientos, la salinidad, las corrientes, los animales que viven en él y todo el ecosistema no saben de fronteras políticas. Entonces nosotros empezamos a integrar datos de varias naciones y estudiar la influencia de la llamada “pluma” del Río de la Plata y su difusión en el Atlántico, a lo largo del año. Notamos que podíamos seguir su derrotero (por medio de su salinidad) en el Atlántico hasta una latitud tan al norte como la zona de Florianópolis, en Brasil; pasando frente a todo el Uruguay”.
En otras palabras, quedó claro que para entender temas oceanográficos hay que hacer estudios internacionales e interdisciplinarios, algo que hoy –con fenómenos como el calentamiento global– resulta obvio, pero que a fines del siglo XX no era tan claro para la ciencia.
Y así comenzó a armar salidas de investigación de carácter internacional, alineando “socios” de diversos países que, muchas veces, tienen intereses económicos opuestos pero sí comparten visiones oceanográficas y necesidades ambientales.
La ecología no sabe de fronteras políticas
¿Un ejemplo? Aunque muchas veces las cuestiones pesqueras dividen fuertemente los intereses de naciones limítrofes, cerca del 50% del oxígeno terrestre es producido por plantas que están en el mar y éstas –claro– no saben de fronteras.
Finalmente, Piola llamó a analizar un tema ambiental que es muy preocupante. “Los datos que tenemos ahora nos muestran que la temperatura del agua del Atlántico sudoeste es un hotspot y su temperatura está subiendo muy rápidamente. Eso puede hacer, entre otras cosas, que los bancos de peces se desplacen en busca de aguas más frías. Y eso, lógicamente, afectará a nuestra industria pesquera”. Vale la pena acotar que Argentina exporta —en ese rubro—unos US$ 2000 millones por año. Por razones como esas y muchas otras, estudiar el fenómeno del calentamiento global en forma integral e interdisciplinaria se vuelve esencial para el futuro del país y del planeta”.
Los premios de la Fundación Bunge y Born se entregan el próximo lunes 9 de septiembre en el excentro Centro Cultural CCK, a las 18 horas. La entrada es libre y gratuita, y que acreditarse previamente enviando un mail a premio@fundacionbyb.org.
Para quienes no puedan ir, se transmitirá por streaming desde la página de la institución en https://www.fundacionbyb.org/premios-cientificos-2024